Yo Campesino / No pudo
• Fracasos, corrupción, mentiras e impunidad el sello del ganso
*Miguel A. Rocha Valencia*
La única manera en que el mesías tropical de continuidad a su proyecto de destrucción del país es someter a los órganos electorales, hacer trampa o usar la fuerza de las armas.
A medio sexenio dudábamos si los fracasos del ganso eran resultado de su incapacidad e ignorancia o se trataba de un plan perverso para hundir a México, generar miseria a propósito, dividir a la sociedad, atizar el miedo con la complacencia ante el crimen que ya suma 148 mil asesinatos y llevarnos a una crisis económico-financiera estructural que tardará años en superarse.
Hoy vemos que es la suma de las dos y que en su esencia la 4T no es para construir sino destruir. Nunca tuvo como fin elevar a los mexicanos a mejores planos de vida sino a través de la destrucción, hacernos retroceder décadas en desarrollo y democracia para llevarnos –otra vez- a nivel de país bananero con régimen autoritario con un dictador personificado por mesías tabasqueño.
“El proyecto soy yo”. La advertencia fue clara desde el inicio, algunos de sus cercanos leyeron y por vergüenza o no hacerse cómplices de la debacle anunciada, decidieron renunciar, al menos 20 de ellos de primer nivel se fueron, otros más lo repudiaron públicamente, pero todos denunciaron traición o frustración.
Avizoraron la desgracia que se cernía sobre el país y la impunidad con que se intentará cubrir desde el poder, como ocurrirá con la matazón en Nuevo Laredo o el plagio de tesis o los delitos electorales.
Y ahí están los fracasos, podredumbre y el manto de impunidad que todo lo cubre a través de justificaciones, la principal: “los de antes lo hacían y no pasaba nada”. De aquéllos no hay pruebas, nadie en la cárcel, de los de hoy es el mismo cuento, pero con videos, documentos, grabaciones que los evidencian tan o más corruptos como aquellos. Involucra a hermanos, hijos, nuera, cuñadas, ministra, compadres, amigos y colaboradores.
Lo más escandaloso, Yasmín Esquivel de Rioboó con sus tesis plagiadas o el tema de Segalmex y sus 12 mil millones de pesos; los fajos millonarios de embutes recolectados por los hermanos, los millones escamoteados de tesorerías municipales por las cuñadas o el tráfico de influencias que hizo ricos a los hijos.
Todos ellos incluyendo al jefe de la nueva mafia en el poder, podrán dormir tranquilos si mediante chicanadas e imposiciones logra el ganso la transexenalidad.
Si no es así, que se agarren. Les va a llegar su misa.
Por lo pronto los fracasos se suman; el más escandaloso porque además resulta el “más vigilado”, es el huachicoleo, que se incrementó; las más de 100 muertes de Tlahuelilpan siguen impunes, pero dieron pie a corrupción con la compra sin licitación de 707 pipas por casi 100 millones de dólares y para lo cual viajaron tres secretarios a Estados Unidos.
Hoy lo que queda de esas unidades, están bajo el mando militar, negocio por el cual cobran incluyendo choferes y escoltas, lo mismo que la “vigilancia” de los soldados los ductos de combustibles líquidos y gaseosos saqueados impunemente.
Los “vigilan” tan bien incluso con drones que, de 11 mil 37 puntos detectados en 2021, en 2022 subieron a 13 mil 946 de donde se robaron combustibles con valor de 18 mil 700 millones el año pasado frente a los siete mil 200 millones del antepasado. O sea que en pesos el atraco creció más del doble. Pero a los militares no les preocupa, ellos de todos modos cobran como lo hacen por “cuidar” instalaciones de la CFE.
Sucede lo mismo que con el crimen donde las masacres se llevan a cabo y a ellas se suman los militares que dejan atrás los abrazos para surtir de balazos incluso a desarmados con lo cual, el número de asesinatos crece a pesar de la presunción oficial de un decremento pasajero. En poco más de cuatro años las víctimas son más del doble que en todo el sexenio de Felipe Calderón. Unos reconocen 143 mil, otros dan cuenta de 148 mil asesinatos a los cuales se suman cerca de 100 mil desaparecidos con 16 mil no identificados en los SEMEFOS.
La matazón crece proporcionalmente a la impunidad con las que los cárteles de las drogas actúan en la arbitrariedad, se fortalecen política, territorial y armamentísticamente. Casi en la misma proporción en que los militares aumentan su poder económico-financiero con empresas, presupuesto e instituciones entregadas por el caudillo de Tepetitán, mientras el “pueblo bueno” pone los muertos.
La economía prendida de un hilo, presume el machuchón un peso fuerte a costa de la miseria de los mexicanos que pagamos con inflación y aumento de tasas de interés; igual pondera récord en remesas frente al histórico repunte de connacionales que se van del país en busca de oportunidades de estudio o empleo como resultado del fracaso de políticas económicas y de seguridad.
Esa es la 4T que resultó no ser igual que los de antes sino peor, más corrupta, cínica y un mayor nivel de impunidad. A los de la mafia de hoy se les prueban delitos de todo tipo, pero “nada pasa” pues desde el mismo Palacio Nacional los arengan a violar la ley para favorecer al mesías; a cambio, se les protegerá, ya lo dijo el profeta.
Al final, el mejor México prometido, resultó una pesadilla, una de las más de 100 mil mentiras que desde el púlpito palaciego se ha despachado el tlatoani. Y seguirá tratando de ocultar con escándalos, ofensas y más imputaciones faltas a sus “enemigos”, que para no variar también son ficticios, fruto de su mezquindad, perversidad o calenturienta imaginación.