* La era digital es una gran oportunidad para que el periodismo o la comunicación lleguen a más y más personas.
* Es importante invertir en alfabetización digital.
* México tiene varias deudas con la sociedad.
* La violencia contra las mujeres me aterroriza.
* No podemos reconstruir una sociedad si no hay justicia y reparación del daño.
Gabriela Ramírez
Por Carlos Alberto Duayhe
Gabriela es una profesional del periodismo y la comunicación. Es una joven con una vasta experiencia acumulada ahora sí que golpe a golpe y con una enorme voluntad de aprender y actualizarse día con día. Eso le ha permitido contar con una perspectiva de enormes alcances en su trabajo y hacia la sociedad, el respeto a los derechos humanos, a la reivindicación de la mujer, sus más firmes compromisos. Ahora, conoceremos parte de su existencia.
-Graciela ¿puedes contar tu encuentro con la actividad periodística?
-Comencé mi trabajo en un periódico en el Estado de México, en Toluca. Fue algo muy retador porque era recién llegada a esa entidad, tuve que empaparme muy rápidamente de los temas locales. Aprendí muchísimo. Primero cubría cultura y espectáculos, luego me enviaron a la sección internacional y de finanzas y luego ya a información general, a cubrir el congreso local.
-¿De quiénes has aprendido mucho?
He tenido varios. En este primer trabajo el señor Bonifacio Quesada, era el editor del periódico, me enseñó en el trabajo diario con mucha paciencia. Adriana Villareal, fue mi jefa en mi paso por una organización civil que trabaja con niñas y niños de escasos recursos; ella me enseñó a hacer comunicación para organizaciones civiles, pensando en recaudación, en alianzas, en donantes, en fin. Sara Lovera, mi jefa en SemMéxico; Ana Pecova que también fue mi jefa en una organización feminista; Giancarlo Summa, un gran periodista y comunicador que también fue mi jefe unos años. Y tantos colegas con los que he tenido el gusto de compartir el trabajo, todos y cada uno me han enseñado infinidad de cosas a nivel profesional y personal.
En Nueva York, con Sara Lovera
-¿A qué personas les tienes especial admiración?
A Sara Lovera, mi maestra, de ella no solo he aprendido de periodismo sino de género, de cocina, de arte, de historia ¡de todo! Ha sido un apoyo fundamental en diversos momentos de mi vida; nos une una gran amistad. A Soledad Jarquín, periodista de Oaxaca; un ejemplo como colega y como defensora; admiro mucho su sensibilidad, su capacidad de dar amor, su inteligencia y sobre todo su incansable capacidad de lucha; tiene también una trayectoria increíble.
-Relata algunas de tus vivencias profesionales que han marcado tu vida.
Como periodista recuerdo la cobertura de los 24 ejecutados de La Marquesa (Estado de México, el 12 de septiembre de 2008). Las marchas de estudiantes de la Escuela Normal de Tenería del Estado de México. La muerte de la señora Mónica Pretelini Sáenz (esposa de Enrique Peña Nieto, el 12 de enero de 2007). Como oficial de comunicación en la organización de niñas y niños recuerdo la instalación de una organización comunitaria en Lázaro Cárdenas, Michoacán y los viajes a comunidades muy alejadas para documentar las historias de las y los niños beneficiarios. De funcionaria pública recuerdo una entrevista que hice a Federico Fleischman para el Premio Nacional de Derechos Humanos. Luego, de oficial de comunicación de una organización feminista la documentación de un proyecto de formación de mujeres mayas promotoras de justicia, fue bellísimo. De periodista de un portal feminista recuerdo la cobertura de la CSW en Nueva York, a los 20 años, de la Declaración y Plataforma de Beijing. Recientemente hice un reportaje sobre seguridad de periodistas y fue una enseñanza enorme visitar a colegas en Tijuana, Sonora, Michoacán, Veracruz, Guerrero, y Estado de México, fue una experiencia que me sacudió mucho pero que al mismo tiempo me dejó el corazón muy lleno de conocer y escuchar de viva voz la experiencia de los periodistas en diversas entidades.
-Cuenta alguna anécdota de tu viaje por el periodismo.
-A los pocos años de haber comenzado, trabajé para una televisora. En mi orden de trabajo del día venía cubrir una inundación. Llegué con mi equipo al lugar para hacer la nota y mientras mi compañero hacía unas tomas en video, yo avancé por el lugar, recorrí algunas viviendas, comencé a hablar con la gente damnificada. Me metí a una casa y avancé. No sé cómo de pronto me vi rodeada de agua, y entraron los bomberos ¡Uno de ellos me sacó cargando! Cuando salí de la casa en brazos del bombero, los fotógrafos que estaban en el lugar no dudaron en hacer clic y al día siguiente fui portada en algunos medios locales ¡Me moría de la pena!
En el estudio.
-Gabriela ¿y de tu carrera en la era digital?
-Creo que la era digital supone para mí una oportunidad importante de crecimiento. Es indispensable estar al día y actualizándose, hablar con gente joven, monitorear cómo se está generando contenido para no quedarte atrás. Pero creo que, sin duda, si sabes aprovechar esta coyuntura y no dejas de estudiar, la era digital es una gran oportunidad para que nuestro trabajo desde el periodismo o la comunicación lleguen a más y más personas.
-¿Y en cuanto a las redes sociales?
-Como una herramienta fundamental. Creo que hoy en día es difícil imaginar la comunicación sin las redes. Claramente implican ciertos riesgos, sabemos de la violencia digital o de la difusión de información falsa y de fake news. Debemos estar muy atentas y atentos al contenido que ahí vemos y que compartimos, pero desde el punto de vista profesional me parece que abren una ventana muy amplia para interactuar con las audiencias, conocer opiniones y necesidades. Me encanta la idea de que la comunicación de una sola vía se quede atrás. Pero claro, es importante invertir en alfabetización digital, para todas las generaciones, que sepan cómo sacar un mejor provecho, que no se dejen engañar, que nadie corra riesgo en el espacio virtual, que dejen de circular los discursos de odio y que la brecha digital existente se cierre.
-Gabriela, finalmente, nuestro país este 2023 ¿cómo lo adviertes?
-México es un país con tantas cosas hermosas, pero al mismo tiempo con una desigualdad tremenda. Es un país con gente maravillosa, con una comida magnífica, con lugares de ensueño. Pero es un país que tiene varias deudas con la sociedad. Tiene una deuda grande con las mujeres y las niñas. La violencia contra las mujeres me aterroriza, y más me aterroriza el hecho de que nos acostumbremos, de que veamos tantos feminicidios y agresiones contra mujeres y niñas como algo normal, como algo que no debemos o que no podemos cambiar. El acceso a la justicia es otra de las deudas pendientes, no podemos reconstruir una sociedad si no hay justicia y reparación del daño. Pero creo que nunca es tarde para poder hacer cambios, desde abajo, desde cada persona, no podemos dejar todo en manos de las autoridades, hay una responsabilidad que tenemos como individuos para hacer de este bello país un mejor lugar para vivir en paz.