Risa y coraje mueven a los empresarios morelenses. Y es que, con el pretexto de que ya está muy viejo y, por ende, va a ser difícil que encuentre empleo ahora que termine su encargo de gobernador, Graco Ramírez les está “pasando la charola”.
Hoteleros, restauranteros, concesionarios de transporte público, distribuidores de vehículos, comerciantes han recibido la poco elegante visita de un pordiosero que, todavía hoy y hasta la medianoche del domingo venidero, ostenta el principal cargo político de la entidad colindante con la Ciudad de México.
La falsa pobreza de Ramírez, acusado por tirios y troyanos de haber perpetrado un enorme saqueo a las arcas públicas estatales, ha llegado al extremo de pedir al Instituto de Crédito para los Trabajadores al Servicio del Estado morelense un préstamo para la adquisición de un vehículo que quién sabe cómo va a pagar, si desde el lunes no recibirá sueldo de gobernador. A menos, claro, que sea su aval, un jubilado, quien se haga cargo del adeudo.
Así se las gasta quien ha sido señalado como “rata” por su sucesor en la gubernatura, Cuauhtémoc Blanco.
¿Y a usted ya le cayó en su negocio el pordiosero Graco Ramírez?
¿Quizá alguno de sus representantes?
¿Con amenazas o sin amenazas?
Luis Miranda, “metodista”
Entre las curules de la Cámara de Diputados corren apuestas. ¿Qué le pasó a Luis Miranda Nava –el consentido de Peña Nieto– cuando desde la tribuna “reveló” que había un acuerdo entre EPN y AMLO para que éste, como presidente electo, nombrara al fiscal general?
Hay quienes, conociéndolo, dicen que no estaba en sus cabales. Otros, por el contrario, afirman que el mexiquense soltó prenda porque tiene instrucciones de su consentidor para que se dinamite el presumible acuerdo.
Los segundos apuntan que la que se exhibe públicamente como una “transición de terciopelo” no es tal. Que poco a poco, al percatarse del estado de cosas que heredará, López Obrador ha intensificado sus críticas “como si otra vez estuviera en campaña” y que, por ende, el actual ocupante de Los Pinos se está retractando de su propio slogan: “Te lo firmo y te lo cumplo”.
Los primeros, en cambio, señalan que Miranda Nava, presa de un comportamiento errático –por decir lo menos– es paciente de “una enfermedad progresiva, incurable y mortal” que ya ha escalado a tóxicos más poderosos que el alcohol.
Que “se mete” de todo. Que por tal dicen que es “metodista”… aunque no practique ninguna religión.
¡Pobre! ¡Ojalá controle su enfermedad!