En el momento crucial que vive nuestra República, en la agitación de la vida moderna, en la lucha de intereses y pensamientos que conmueve hondamente al pueblo de México, con motivo de las próximas elecciones, los medios de comunicación tienen y cuentan con una representación y orientación poderosa, dado que encarnan el sentimiento, deseo e ilusión de expresar opiniones a favor del gobernado y resultan a la vez los elementos de orientación para obtener el bien de ésta Nación, manantial inagotable de dignidad, honor y escudo de las libertades humanas en contra de la inequidad de los malos gobernantes.
No me refiero por cierto a aquella prensa perversa, pagada y manipulada, la cuál pretende allegar sufragios a los diversos partidos políticos que contendrán en las próximas elecciones y la cuál veladamente amenaza sin cesar a los gobernados honrados de ésta República, a fin de obtener el voto que esos partidos desean, tampoco hago referencia a la prensa que se forma con el dinero del pueblo, el cuál se le arrebata y que desde las arcas del presupuesto nacional, vierten su indignidad sobre las conciencias de desvalidos y desprotegidos.
Hoy mis palabras rinden tributo de honor a la prensa independiente de México, que es fuerte y vivaz, muy a pesar de las críticas con las que se le pretende destruir, silenciar: Prensa que sabe hacer escuchar su voz en demanda de justicia, por encima de la oposición de aquellos fiscales, ministerios públicos, jueces y magistrados que se niegan a proveerla, pues a la misma prefieren prostituirla; me dirijo a la prensa libre que no sólo conserva íntegra su pluma, sino que con sobrada dignidad rechaza mancillarla y ponerla a disposición de intereses obscuros que confrontan la verdad.
La Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C., desconoce cuál sea al absurdo código moral que guía las ideas de esas plumas hostiles para la justicia, plumas que expresan que entratándose de ella las cosas van de lo mejor. Tamaña osadía sólo tiene cabida en comunicadores desventurados, los cuáles ignoran que para la aplicación de la ley se necesita encauzar en actos de justicia las pésimas decisiones de los gobernantes.
No es justo que los esfuerzos desplegados por la Abogacía Independiente de la Nación para obtener justicia se vean mancillados y se pretenda dar difusión a una verdad inexistente.
Debo sostener, por ser la verdad, que esas inútiles e inservibles plumas no cumplen el cometido de expresar la verdad, por ello vaya un honor a la pluma libre del comunicador que cumple con dignidad su misión espiritual, para ello, habrá que ponerse de pie y rendir un tributo y aplauso en decoro a la misma.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados, A.C..