Más que la llamada reforma fiscal, todo indica que al gobierno peñista le interesa más sacar adelante la que se conoce como reforma energética. Por eso sus concesiones a la izquierda y al sector duro –aún mayoritario– del Partido Revolucionario Institucional. Por eso no hubo imposición de IVA a medicinas y alimentos. Por eso la grabación a ganancias en la Bolsa y la desaparición de la consolidación fiscal.
Intenta quedar bien en lo fiscal con los políticos para obtener rentabilidad precisamente política. Pero fracasa ante los contribuyentes ya cautivos, a quienes otra vez se les hinca el diente.
De ahí, entonces, el incremento del generalizado rechazo a los políticos, ya sea en la versión populista o elitista. Porque los políticos, cualquiera que sea su signo, piensan sólo en la rentabilidad política y no en la sociedad.
Y es que luego de la presentación de las iniciativas, el domingo anterior, muchos opinan –con buenos motivos, además– que el reparto de sacrificios no está siendo equilibrado con esta reforma fiscal. Que quienes más se beneficiaron de los años buenos no son precisamente quienes más están contribuyendo. En algunos países de nuestro entorno se han establecido impuestos especiales a los bienes de lujo, a las grandes fortunas, a la banca y a las grandes empresas con beneficios. Y se han tomado medidas severas contra el fraude fiscal. Aquí no ha sucedido nada de esto, o ha sucedido mínimamente, de forma tan tímida que no ha desaparecido la sensación de injusticia. Ya sea por falta de sensibilidad social de los partidos, ya sea porque estos están maniatados por intereses creados, ni el gobierno panista anterior ni el gobierno priísta actual han actuado con decisión en este terreno.
Pero, peor aún, los economistas ortodoxos piensan que la desaparición de la consolidación fiscal y el gravamen a las ganancias bursátiles son pura demagogia porque su impacto sobre los ingresos públicos es más bien limitado.
Critican, en cambio, las amnistías fiscales, como la que tuvo efecto los primeros meses de este 2013, pues cada una de ellas permite a los evasores regularizar con total confidencialidad su situación –excepto la balconeada a Televisa–, a cambio de abonar al fisco tan sólo el 10% de las cantidades defraudadas al SAT.
NO HAY QUID PRO QUO
La clave del debate fiscal no es subir o bajar impuestos. Lo verdaderamente relevante es cuándo se suben o se bajan, quién los paga, cuánto se paga y, sobre todo, qué se hace con el dinero recaudado.
¿Por qué subir y crear impuestos en estos momentos en los que prácticamente todas las variables económicas están a la baja y el país va directo a la recesión? Crece el desempleo –pese a la reforma laboral que dizque los crearía–; caen las remesas que los paisanos envían desde el extranjero; perdemos competitividad… lo único que aumenta es la carestía.
Pagamos impuestos sólo los mismos. Durante décadas, los sucesivos gobiernos han sido incapaces de ampliar la base de contribuyentes. Ya pagamos mucho, y al aprobarse las iniciativas peñistas pagaremos todavía más: poco más de la tercera parte de nuestros cada vez más menguados ingresos.
¿Y qué se hace con nuestras “contribuciones”? Tal es el quid. Padecemos las ineficacias gubernamentales en todos los órdenes, principalmente el de la seguridad. También los servicios públicos. Todo lo que tocan los administradores públicos, no sirve o rápidamente se descompone.
Habrá más sacrificios de nosotros los paga-impuestos –como escribía el bien recordado Fausto Fernández Ponte–, ¿veremos alguno por parte de los llamados servidores públicos?
No, claro que no. Ya lo verá usted. No hay quid pro quo.
Por eso el pueblo y las élites rechazan cada vez más a los políticos, pues estos sólo buscan rentabilidad política –que salga la reforma energética– y dan la espalda a la sociedad que pagará las consecuencias de la reforma fiscal. ¿A poco no?
Índice Flamígero: Agradezco a don Eduardo Mendoza Ayala, quien a través del mutuo amigo Guillermo Fárber, comenta el Índice de hace tres días, intitulado El Secuestro de la Clase Media. Amplio y analítico, en una de sus partes el escrito de don Eduardo coincide con este escribidor en que el dirigente en turno del Consejo Coordinador Empresarial “(Gerardo) Gutiérrez Candiani no podrá defendernos (a la clase media) y que prácticamente nos hemos quedado solos. Tiene razón. El PAN ha preferido la cohabitación, el cogobierno y otros “cos” más en amasiato político con el PRI. El PRD está tan entretenido en discutir sobre las discusiones que surgieron con motivo de las discusiones de las divisiones de las fragmentaciones de las diversas posturas ideológicas, que se le ha olvidado fijar posturas reales, concretas y sensatas. . . sin radicalismos. Curiosamente está siendo Movimiento Ciudadano quien está fijando una postura muy digna frente al abuso que representa ese engendro de reforma fiscal; encomiable, se agradece, aunque su fuerza es aún modesta. Así las cosas, se percibe que la maquinaria de pavimentación empieza a tomar velocidad y aplastará a todo aquello que encuentre a su paso; la sociedad mexicana resultará una vez más, dañada físicamente (porque estará más empobrecida) y lastimada anímicamente. Y todo porque el actual gobierno se emPEÑA en entregarnos a intereses internacionales sin el menor asomo de rubor o PENA.” + + + Y bajo el título Un Mundo Feliz, don Alfredo Álvarez Barrón señala: “Una vez más, con el viejo argumento de que se beneficia a las clases sociales más desprotegidas, el gobierno federal presenta una reforma fiscal en apariencia equitativa, pero que en el fondo termina por afectar principalmente a la clase media. Y así como no queriendo le da otro recargoncito a los de menores ingresos. Quizá lo único novedoso es que en esta ocasión hasta los perros y los gatos, sin deberla ni temerla, también salieron perjudicados. Ya no hay ninguna duda, nuestros honorables políticos, en un esfuerzo desesperado por obtener dinero fresco han terminado por perder el juicio, ya solo falta que en una de esas aprueben una ley para que los burros –con perdón– paguen tenencia.” Y a continuación su epigrama, ahora bajo la firma de El Poeta del Nopal: “Sangrar al contribuyente / en tiempo de vacas flacas, / es agravar la resaca / de un bebedor reincidente; / pues mientras el presidente / promete un mundo feliz, / dos turistas israelís / preguntan con insolencia: / ¿los burros pagan tenencia? / ¡que porquería de país!” + + + Sólo para que vea usted el trasfondo: “La apertura del sector energético mexicano a la inversión extranjera convertiría a Norteamérica en el nuevo Medio Oriente, aseguró en entrevista con Reforma el congresista estadounidense Henry Cuellar. ‘Si México es capaz de hacer pasar la reforma energética de manera que pueda atraer inversiones extranjeras, esto supondría que al juntar Canadá, Estados Unidos y México nos convertiremos en el nuevo Medio Oriente en cuanto a producción de gas y petróleo’, dijo.”
–ah q don Paco, de aclararle lo de las croquetas. es disminuir el num de gatos y perros para q las ratas retocen a placer, asi nada de juicios largos para q lo ilegal resulte legal, como lo del incomodo.