* Me pregunto si Irán Santiago Manuel llena los zapatos de Luis N. Morones, si la historia puede repetirse, y en el caso de que sí lo logren, dónde queda el proyecto educativo que dio vida a quienes hoy están en el poder
Gregorio Ortega Molina
No le den vueltas ni se desvelen. La supuesta contrarreforma educativa sólo es un intento por restablecer correas de transmisión del poder a la vieja usanza. Desean convertir a Irán Santiago Manuel en Luis N. Morones, pieza clave del maximato y del cardenismo, para dar al presidente de México parte de esos poderes metaconstitucionales de los que tanto se ha dicho, y también para dar a MORENA la posibilidad de asentarse en el poder durante mucho tiempo.
Lo lamentable es que se sirvan del modelo educativo nacional, para esforzarse en reconstruir un corporativismo que los mismos que ahora se hicieron con el poder denostaron, por considerarlo perjudicial en equilibrio de poderes y en la manera de ganar elecciones, a través del llamado voto corporativo.
El sindicalismo mexicano prácticamente fue desmantelado, y los pilares que lo conceptuaron y desarrollaron para los usos del poder, escarnecidos, denostados. Los daños que la CNTE han hecho a la sociedad con sus plantones, bloqueos y ausencia de los maestros en las aulas, son una muestra de lo que podemos esperar.
En la biografía de Morones escrita por J. H. Retinger, editada en español en 1927, leemos: “Luis N. Morones –más que ningún otro- tiene a su favor el hecho de haber logrado el adelanto de los intereses sociales en México. Nacido cuando la invasión de ese país por el capitalismo extranjero estaba en su apogeo, su vida es la historia única de un muchacho electricista que, en el transcurso de diez años, llegó a ser el más grande líder de su país, fundador de un importante movimiento obrero y el objeto de la entusiasta admiración de una multitud de sus compatriotas”.
El ambiente político actual es totalmente distinto a las expectativas y necesidades sociales de los años posteriores a la lucha armada. La Casa del Obrero Mundial, de la que ya nadie habla, o los líderes obreros comprometidos en un doble propósito: el ordenamiento político y el servicio a la sociedad. Eso dejó de existir en cuanto Miguel Alemán Valdés definió los perfiles de su mandato constitucional.
Me pregunto si Irán Santiago Manuel llena los zapatos de Luis N. Morones, si la historia puede repetirse, y en el caso de que sí lo logren, dónde queda el proyecto educativo que dio vida a quienes hoy están en el poder… El artículo 3° constitucional original, es muy claro, y actualmente nos llevan por otro camino.
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@OrtegaGregorio