* La congruencia exige una modificación de las políticas públicas del libre comercio o una reforma constitucional para observar el mandato
Gregorio Ortega Molina
De las necesidades insatisfechas la que más reacciones negativas y violentas provoca es el hambre. Hay mexicanos que nunca la sacian, viven con un constante vacío en el estómago y en la razón y el alma: ¿por qué unos sí comen hasta quedar ahítos y otros no?
Tampoco se trata de que todos se atraganten de colas de langosta y escamoles, no, lo que se necesita es que los cónyuges puedan verse a los ojos entre ellos y ver directamente a sus hijos, conscientes de que son capaces de alimentarlos para que busquen, en la educación y formación profesional, el camino a una vida con dignidad, a un empleo que los cree y los recree, al paso de los años, como seres humanos con capacidades diversas, aptos para pensar y optar, en base a consideraciones inteligentes, por sus mejores opciones para vivir.
Pero un muro permanente y con mayor eficacia que el que Donaldo Trump reclama a su Congreso, impide que muchos integrantes de esta sociedad que se encamina a su IV transformación, sientan que los gobiernos cumplen con su mandato constitucional y contribuyen a que los alimentos de la canasta básica lleguen a la mesa de las familias. Se trata de la codicia de los productores de alimentos procesados y la de los comerciantes que los distribuyen y les fijan precio de acuerdo a la ley del mercado. Faltaba más.
La nota informativa de La Jornada no deja lugar a interpretaciones: “Con el poder de mercado que tienen, empresas que producen y comercializan tortilla, pan, pollo, leche, huevo, carne de res y procesados, frutas, verduras, lácteos y medicinas, así como servicios de transporte, tienen cautivas a las familias mexicanas, que llegan a pagar precios hasta 98 por ciento más elevados de lo que deberían, denunció Alejandra Palacios, presidenta de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), durante la clausura del foro Veinticinco años de la autoridad de competencia en México. Motor de crecimiento económico incluyente”.
No hay dilema, lo que se requiere es congruencia en las políticas públicas y que los integrantes de los tres Poderes asuman y cumplan con su mandato constitucional, para lo cual o reforman la Constitución o modifican las políticas que atañen a comercio y producción de alimentos, pues de lo contrario y para estar acordes con la oferta de la regeneración nacional y la posibilidad de fundar la IV República, lo que se avecina es el regreso de una fea lucha de clases.
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