* Sí, ayer fue un día para la historia, que con certeza será recordado, pues se determinó la supresión del mandato constitucional y de la vida en libertad, porque a todos los agravios de los últimos seis años y ocho meses, suman la afrenta mayor: aquí sólo se decidirá lo que el Poder Ejecutivo valide como bueno y sabio y determine que así lo pidió el pueblo que lo ascendió al trono del águila; los mexicanos todos debemos congratularnos, cargamos más que El Pípila, y aguantamos sin chistar
Gregorio Ortega Molina
Ayer en México se presenció un ejercicio electoral “único en el mundo”, al decir de sus promotores. No aclaran los motivos por los cuales hemos de considerarlo excepcional.
Creo que a los que sabemos leer un libro y no vivimos del plagio, nos queda claro que puede ser considerada una elección extraordinaria, porque su resultado se definió al momento en que se concibió la reforma del Poder Judicial: desaparecer por completo la separación de poderes, el equilibrio constitucional, que en esas han andado nuestros políticos desde 1917, y contra viento y marea decidieron dar firmes pasos a una incipiente democracia, hoy borrada.
La simulación es mayúscula. Tan enorme que la oposición se auto borró y nada más se limitó a las críticas de orden jurídico y constitucional y una marcha de luto, además de a las advertencias, pero no quiso o no pudo o le dio miedo organizarse para dar testimonio del engaño y denunciarlo. ¿Dónde los observadores electorales? Desde que se aprobó la prisión preventiva oficiosa nadie dice esta boca es mía, pero sobre todo desde que se multiplicaron los asesinatos o ejecuciones de políticos y activistas. A las madres buscadoras las matan porque tienen ojos y ven, oídos y escuchan, dolor y rabia porque la justicia, como la democracia al igual que la República, desaparecen.
También es de destacan que, de un padrón electoral de cerca de 90 millones de mexicanos, acudió a sufragar escasamente el 20 por ciento, pero nada puede comprobarse, pudo ser el quince, o el diez por ciento. Impondrán una verdad histórica de Estado. Es decir, legitiman una elección en la que los votos los contaron en el Poder Ejecutivo, lo que indica que el absolutismo de las minorías llegó para quedarse. Los que no tengan la suerte de poseer un DETENTE que se lo consigan, para que el gobierno de Estados Unidos no los despoje de su visa, como si un país no fuese le suficientemente soberano para reservarse el derecho de admisión, o la soberanía nada más cuenta al sur del Bravo.
Sí, ayer fue un día para la historia, que con certeza será recordado, pues se determinó la supresión del mandato constitucional y de la vida en libertad, porque a todos los agravios de los últimos seis años y ocho meses, suman la afrenta mayor: aquí sólo se decidirá lo que el Poder Ejecutivo valide como bueno y sabio y determine que así lo pidió el pueblo que lo ascendió al trono del águila.
Los mexicanos todos debemos congratularnos, cargamos más que El Pípila, y aguantamos sin chistar.
Imposible evaluar las consecuencias sociales, económicas, políticas, pero no importa pues estamos inmersos en la CUARTA TRANSFORMACIÓN.
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