* Los gobiernos pierden el poder, pero en los mexicanos de a pie se afecta la manera de ser. Ahora, aquí, se vive con miedo
Gregorio Ortega Molina
El daño causado por los miles de muertes trasciende a sus deudos, pues tiene efectos anímicos en la sociedad, económico en el desarrollo, y de confianza en el gobierno. Las familias se echan al corazón su duelo, nosotros, los demás, lo asumimos como daño colateral en la vida de todos los días.
Aunque quizá el mayor de los daños es el lastre de las desapariciones, que no se resuelve con las fosas clandestinas, pues resulta difícil saber a quién corresponden los despojos, porque muchos de los desaparecidos, o casi todos, se fueron sin dejar rastro de su ADN. ¿Contra qué confrontar la muestra que pueda tomarse de los restos, si es que se puede? ¿Cuántos no se habrán despedido ante cenizas o huesos que no corresponden a sus familiares dados por perdidos?
Además de los psiquiatras y de los que se pasan de vivos, también se preocupa el Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República, que en la investigación Inseguridad y sus efectos en la democracia. Análisis basado en la percepción de la ciudadanía, determina que la falta de seguridad representa un problema que crece y se desdobla, pues a nivel perceptivo también afecta la valoración que hace la ciudadanía de la democracia, no sólo el estado de ánimo y la confianza.
El estudio fue realizado por el investigador Israel Palazuelos Covarrubias, y en él hace una revisión demoscópica del impacto de la inseguridad sobre la manera en que se concibe la democracia. Señala que las personas que más se preocupan por la delincuencia son las que piensan que nuestra democracia tiene grandes problemas.
La información proporcionada por el Senado, indica que el estudio “descubre que la preocupación de los ciudadanos por llegar a ser víctimas de un delito con violencia, se encuentra relacionada con su postura ante la democracia: su nivel de satisfacción con ella, el tipo de democracia que perciben, así como la preferencia que manifiestan entre un gobierno democrático y uno autoritario.
“De acuerdo con la investigación, la percepción que se tiene de la inseguridad afecta la calidad de vida de las personas y la percepción sobre el sistema democrático, sus instituciones y procesos, además de que se refleja en enojo e insatisfacción con el gobierno.
“Asimismo, opinan que la inseguridad puede ser un factor de regresión de la democracia y que la única manera de combatirla es consolidando las instituciones del Estado mexicano”.
Entre los efectos de la violencia encontramos que los gobiernos pierden el poder, pero en los mexicanos de a pie se afecta la manera de ser. Ahora, aquí, se vive con miedo.
www.gregorioortega.blog
@OrtegaGregorio