* Con la pérdida del empleo, lo primero que se deja atrás, con los enseres de la oficina o las herramientas de la fábrica o el taller, es la dignidad. Desde ese momento ya nada es igual, y -es necesario subrayarlo- los plásticos del bienestar de ninguna manera sustituyen lo que se perdió, por más propaganda y ficción política que se empeñen en recetar a los que se quedaron sin oficio ni beneficio
Gregorio Ortega Molina
La herencia de los López a México es insospechada. Leo, en la segunda semana de julio, lo siguiente: “Durante los primeros seis meses de este año, en 13 estados del país se eliminaron 87 mil empleos formales, 56% más que las 55.8 mil plazas suprimidas en el mismo lapso del año pasado, de acuerdo con estadísticas del Instituto Mexicano del Seguro Social”.
Suponer que solamente se afecta a la economía es un error. El proyecto de vida de alguien que ingresa a la noche oscura del desempleo, entra en un tobogán que se desliza sin control y, además, con una diversidad de salidas que deben propiciar seria reflexión, pues lo primero que se modifica es su vida en familia. Este cambio transforma el futuro de los hijos, sobre todo el de los que inician la edad escolar o ingresan a educación media. La relación entre cónyuges se modifica, como se constata en las investigaciones que indican que el ama de casa se prostituye algunes fines de quincena, con el único propósito de que no falte la comida en la mesa, o se pague la luz, o se adquieran las medicinas.
¿Cuántos de esos desempleados (mujeres u hombres) modifican su carácter y voluntad, transforman su ética y su moral, y recurren al robo en solitario o en grupo o, de plano, buscan ser incorporados al sicariato de los barones de la droga, puesto que nadie es capaz de vivir sin alimento?
Hay consecuencias totalmente fuera de lógica y proporción, pues algunas madres deciden terminar con la vida de sus hijos, con la idea de que así les evitan prostituirse desde niños, como sabemos que sucede, aunque en no pocos casos, tampoco faltan los padres desnaturalizados que obligan a sus vástagos a la prostitución infantil.
Con la pérdida del empleo, lo primero que se deja atrás, con los enseres de la oficina o las herramientas de la fábrica o el taller, es la dignidad. Desde ese momento ya nada es igual, y -es necesario subrayarlo- los plásticos del bienestar de ninguna manera sustituyen lo que se perdió, por más propaganda y ficción política que se empeñen en recetar a los que se quedaron sin oficio ni beneficio.
El desempleo es más dañino que los otros datos.
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@OrtegaGregorio