* Yermo es el término adecuado para indicar lo que ocurre entre las contendientes que ambicionan el poder. ¿Para qué? No lo dicen, porque no lo saben
Gregorio Ortega Molina
No hay difícil disyuntiva porque sólo nos ofrecen dos sopas, y ambas poco condimentadas y prácticamente sin sal. Estamos ante la oferta de la permanencia en ese pasado político-administrativo colapsado por la corrupción y con las instituciones desarticuladas, con la única posibilidad cierta del confrontamiento entre mexicanos, no entre chairos y fifís, sino entre los que ven el futuro en el arraigo al pretérito, y los que tienen pavor a proponer e iniciar una auténtica reforma del Estado.
Claudia Sheinbaum asegura que el venturoso porvenir está en reimpulsar la transformación iniciada por la 4T, por el profeta Andrés Manuel, pero ninguno de los conspicuos artesanos de la dialéctica política del obradorismo, es capaz de decirnos -con peras y manzanas- en qué ha consistido ese cambio de actitud de los mexicanos, cómo es que se logró desaparecer la tan arraigada corrupción; ¡vamos!, ni siquiera aciertan a darnos una explicación lógica de por qué debió suspenderse ese proyecto de futuro emblematizado en el AICM de Texcoco, para ser sustituido por el recuerdo del general Felipe Ángeles y la compañía aérea de los generales.
Los recuerdos del porvenir que nos anticipan, están descritos en la propuesta de libros de texto y en el diseño ideológico de Marx Arriaga. Para ellos, el futuro es la permanencia en un pasado retrógrado y corrupto emblematizado por la casa gris, el cuadro de un INAI inoperante y un Poder Judicial como brazo político del Poder Ejecutivo.
De la voz de Xóchitl Gálvez sólo escuchamos sablazos verbales para denunciar lo que está a la vista, para ahogarnos en nuestra propia estupidez por permitir que nos conduzcan como borregos al matadero. Es aquí donde comprendo la auténtica dimensión, trama y título de la enorme novela de Thomas Harris. Atrás del silencio de los corderos no está un caníbal ni un asesino en serie, sino un modelo político que yugula toda posibilidad de libertad de pensamiento y acción. Es el modelo de primero los pobres.
No puede limitarse a criticar los pasados remoto y reciente, su tarea es ofrecer un cómo y con qué vamos a dedicarnos a la reconstrucción nacional, en un país cuya primera necesidad es la pacificación, porque está en una guerra interna en la que la línea divisoria entre contendientes buenos y malos se borró. ¿Cómo hará para poner orden y restablecer el respeto entre mexicanos y a las instituciones?
Yermo es el término adecuado para indicar lo que ocurre entre las contendientes que ambicionan el poder. ¿Para qué? No lo dicen, porque no lo saben.
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