* El tema es bíblico, el equivalente al plato de lentejas que nos sirvieron a llenar son las tarjetas del bienestar y la incontenible verborrea de una mentira tras otra, para ocultar lo inocultable. Escribió Zweig: “Pero no debemos avergonzarnos de ese error, pues no menos que nosotros se engañaron políticos, economistas y banqueros que confundieron la engañosa coyuntura de aquellos años con un saneamiento económico y el cansancio con la pacificación…, pasamos del campo nacional al social”. Nadie les quitará de la cabeza que el dinero se los regala el gobierno, cuando eso es mentira. Adiós a las libertades
Gregorio Ortega Molina
Dejemos los eufemismos de lado, nos llevan a base de tarjetazos del bienestar a la dictadura, no existe otra palabra para calificar lo que se nos viene encima, pagamos nuestro propio castigo y sacrificamos lo que pareció consolidarse como democracia.
La ciudadanización del organismo electoral, la dignificación del Poder Judicial con la reducción de ministros de la SCJN y el sistema de supervisión de control jurisdiccional. No completaron los diez lustros, y decidieron que nada mejor que regresar al pasado.
El método usado fue nazi. Leo a Stefan Zweig en El mundo de ayer: “Me asusté. Me asusté hasta los tuétanos, porque me di cuenta de hasta que punto debía de haber progresado el emponzoñamiento provocado por años y años de propaganda de odio, cuando incluso allí, en una pequeña ciudad de provincias, sus cándidos ciudadanos y soldados habían sido ya instigados de tal manera en contra del emperador y de Alemania, que una simple imagen fugaz en la pantalla era capaz de provocar en ellos semejante estallido. Duró un segundo, sólo un segundo…
“Era el momento de estar alerta, cada vez más. Las fuerzas que empujaban hacia el odio eran, por su misma naturaleza vil, más vehementes y agresivas que las conciliadoras; además, se escondían tras ellas intereses económicos con menos escrúpulos que los nuestros”.
Creo que tenemos claro cuál es el origen de los intereses económicos que favorecen el odio entre compatriotas mexicanos, lo predican, lo alimentan, lo enaltecen como el único camino a la verdadera libertad, que es la supresión de todas las libertades.
El tema es bíblico, el equivalente al plato de lentejas que nos sirvieron a llenar son las tarjetas del bienestar y la incontenible verborrea de una mentira tras otra, para ocultar lo inocultable.
Escribió Zweig: “Pero no debemos avergonzarnos de ese error, pues no menos que nosotros se engañaron políticos, economistas y banqueros que confundieron la engañosa coyuntura de aquellos años con un saneamiento económico y el cansancio con la pacificación…, pasamos del campo nacional al social”.
Nadie les quitará de la cabeza que el dinero se los regala el gobierno, cuando eso es mentira. Adiós a las libertades.
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