* Alguien en el entorno de los creadores de imagen de la 4T y sus funcionarios, lo entusiasmó para que se asumiera como súper héroe de comic, haciéndole creer que así se beneficiaban su presidenta y él mismo, y también lo convencieron de que, como hombre perteneciente al Estado, debiera comportarse como galán de telenovela por el que vale la pena que hasta las diputadas se jaloneen. Triste el papel que él mismo se asignó, pero lastimero el de los que debemos confiar en él, en el gobierno, y vemos que terminan por jugar con nuestras vidas
Gregorio Ortega Molina
Los antecedentes familiares del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana nos permitieron suponer que procedería como un funcionario público responsable, serio, apegado a derecho y deseoso de cumplir con su mandato constitucional, pero -vaya sorpresa- fue vencido por un irreprimible deseo de superar a su abuelo y a su padre, y decidió asumirse, o permitió que lo acotaran en esa imagen, como la copia fiel de un personaje ficticio, no un héroe imaginario de la antigüedad, sino una atracción para niños y adolescentes.
Fueron los estadounidenses Bob Kane y Bill Finge quienes pergeñaron el ensueño de la tira cómica. Batman, la batiseñal, el baticoche, la batichica, Robin, y una cauda de delincuentes que son vencidos por esa idea que los seres humanos nos hacemos de un justiciero humano, perfecto, invencible, sin doblez: no es corrupto ni ambiciona el poder político.
Me pregunto si Marcelino García Barragán hubiera permitido que hicieran de su imagen de militar probo y patriota, la copia distorsionada de un héroe de tira cómica; o si Javier García Paniagua habría tolerado que lo superpusieran al hombre verde, por aquello del peso, la figura y la fuerza sobrenatural. Supongo que no.
Está la otra vertiente, la grotesca, la del personaje creado por Arturo Pérez-Reverte para La reina del sur, donde César Batman Güemes quiere ser todo y termina por convertirse en nada. Es juguete del malandrín, y no es el gran villano. La mediocridad absoluta.

No debió permitir que Gabriela Jiménez y Jessica Saiden se jalonearan por el lugar para la foto, la imagen. Se desacredita más él que ellas. La seguridad pública ciudadana se inicia en la actitud y la seriedad en las relaciones entre representantes gubernamentales y entre estos y los gobernados.
Alguien en el entorno de los creadores de imagen de la 4T y sus funcionarios, lo entusiasmó para que se asumiera como súper héroe de comic, haciéndole creer que así se beneficiaban su presidenta y él mismo, y también lo convencieron de que, como hombre perteneciente al Estado, debiera comportarse como un galán de telenovela por el que vale la pena que hasta las diputadas se jaloneen.
Triste el papel que él mismo se asignó, pero lastimero el de los que debemos confiar en él, en el gobierno, y vemos que terminan por jugar con nuestras vidas.
Olvidan que son gobierno. Se comportan como delincuentes, o al menos eso enseñan en su proceder contra Jorge Armando “N”, al que le veo rostro de Mario Aburto, y lo mismo con Edson Andrade. Mal precedente si algo le sucede durante este segundo piso.
No son figuraciones, les comparto el Twitter de Ricardo Benjamín Salinas Pliego para dar un estate quieto a Arturo Ávila. Los muestra como son:
@OrtegaGregorio




