* Jorge Zepeda sabe, a ciencia y paciencia, que el presidencialismo no da para más. Conoce que el problema, además de AMLO, es el modelito de gobierno. No cambiar es cavar nuestra propia tumba
Gregorio Ortega Molina
AMLO mantiene paso de vencedor hacia el Maximato siglo XXI. Para anunciarlo y que no lo acusen de mentir, se sirve de dos neo intelectuales orgánicos. Los señores Jorge Zepeda y Epigmenio Ibarra ofrecen su propia versión de lo que viene y ya resulta inocultable.
El responsable del crecimiento de la audiencia de TV Azteca, con Nada personal además de creador y propietario de Argos, asegura sin empacho que la transformación que viene es profunda, que los mexicanos cambian o cambian, porque nada detendrá el empeño del presidente para modificar, de arriba abajo, el rostro de la patria. Está bien, es su derecho creer que eso es posible de manera indolora, por encima de la ley y la Constitución, y que cualquier obstáculo al frente será puesto de lado o destruido. Así de simple.
¿Qué motiva al señor Ibarra? No es hombre de escasos recursos. A la par de Carlos Payán Velver escaló social y económicamente hasta permitirse departir con los millonarios de México. El productor y escritor de guiones de telenovelas goza de una excelente salud económica. ¿Con cuánto coopera o cómo lo hace para que su compromiso “ideológico y político” deje de ser de dientes para afuera? ¿Conserva su fortuna en México, o ya sacó su capital para, como otros millonarios, protegerse de las vacas flacas tan próximas? ¿Convertiría su casa o los estudios de Argos en refugio de mujeres violentadas o en estancia infantil u hospital Covid-19? Lo dudo. Su compromiso es de imagen.
El caso del señor Zepeda es distinto. Carece de fortuna personal, al menos al nivel de la del señor Ibarra, pero posee algo de más valor: inteligencia y cultura. ¿Cree lo que afirma? ¿Está seguro de que ese 30 por ciento de los votos sólo es de Morena? ¿Cuánto aportaron los otros partidos? ¿Ha caído en la cuenta de que AMLO modificó su oratoria y de candidato presidencial en pos del poder, se convirtió en un predicador para quedarse sentado en la silla del águila?
Jorge Zepeda sabe -porque conoce del quehacer político en México, y su calidad de novelista le permite descifrar el carácter de los seres humanos, sobre todo el de los líderes- que no todo lo afirmado por AMLO es verdad, que éste debe mentir para conservar el favor de sus fans; también está consciente de las consecuencias de sus políticas públicas, de su confrontación con los empresarios, de sus muy sospechosas reacciones hacia los barones de la droga, y de que la manera de ser del mexicano le impide soportar todo lo que le impongan y le cuenten. ¿Por qué entonces comprar una ilusión que no será, y cuyo costo, al esforzarse en imponerla, será tanto o más alto que el ya pagado por la guerra al narco, por las crisis económicas y el Covid-19?
Allí están las estadísticas: la corrupción creció, la economía es un fracaso, las cifras de las víctimas sumadas de ambas pandemias: la violencia y la virológica, dan la verdadera dimensión del problema, mismo que el modelo político carece de recursos para resolver.
Jorge Zepeda sabe, a ciencia y paciencia, que el presidencialismo no da para más. Conoce que el problema, además de AMLO, es el modelito de gobierno. No cambiar es cavar nuestra propia tumba.
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@OrtegaGregorio