* No existen las palabras para calificar lo que han hecho con el sector salud, y las consecuencias de esas decisiones terribles, pero se niegan a reconocer que todo mexicano enfermo deja de ser libre y se convierte en rehén de sus dolencias y su diagnóstico; el derecho a la salud es letra muerta
Gregorio Ortega Molina
Todos conocemos de cómo se hacen las elecciones de los líderes sindicales. ¿Cuántos años tienen al frente de sus gremios Francisco Hernández Juárez y Napoleón Gómez Urrutia? De manera muy similar se determina el nombre de los dirigentes de los partidos políticos y, ¡el colmo!, ahora también se buscan los nombres de quienes contenderán por puestos de elección mediante la tómbola.
La libertad de elegir regresa al modelito de las triquiñuelas del pasado. Pero nadie puso en duda el método y el nombre de la elegida por MORENA para ser la abanderada de la elección presidencial, salvo Marcelo Ebrard, que se niega a convertirse en lo que puede llegar a ser: la conciencia de la nación.
La libertad no es un regalo, es un derecho, y como tal, conlleva responsabilidades y exige resultados. Hoy, aquí, no hay democracia y las pocas o muchas libertades plasmadas en la Constitución y las leyes secundarias, se diluyen en los caprichos del gobierno.
Veamos, para ser libre física y mentalmente, se requiere estar sano, la salud es un derecho. El Estado de bienestar se esforzaba por garantizarla a través de instituciones públicas. Los servicios de salud fueron proveídos hasta el momento que se determinó desaparecerlos, como el Seguro Popular y el INSABI, de la misma manera que se determinó el desabasto de medicamentos. Así Hugo López Gatell convirtió en terroristas a los niños con cáncer sin medicinas, y transformó a México en una de las naciones con más muertes por el Covid-19.
El Derecho a la Salud se convierte, a velocidad de la luz, en un negocio, y todo propiciado desde el gobierno, que no desde el Estado, pues las instituciones y leyes que dan aliento a la República, todavía respiran, a pesar de los embates en contra del Poder Judicial de la Federación. Conculcadas a diario, pero todavía vigentes en papel y en la memoria. ¿Seremos capaces de recuperar este tramo de libertad?
No existen las palabras para calificar lo que han hecho con el sector salud, y las consecuencias de esas decisiones terribles, pero se niegan a reconocer que todo mexicano enfermo deja de ser libre y se convierte en rehén de sus dolencias y su diagnóstico; el derecho a la salud es letra muerta.
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