* ¿Ya la libramos como nación soberana, tal como lo sostiene la doctora Sheinbaum Pardo, o las consecuencias de lo que realmente ocurre con las relaciones bilaterales está inscrito en la memoria muda, de la que no se habla, pero se cumple? Más pronto que tarde lo sabremos, porque la geopolítica establece normas de las que no se pueden sustraer los vecinos
Gregorio Ortega Molina
El ámbito que determina el contenido y el rumbo de la relación bilateral de México con Estados Unidos, ¿queda determinado por la ideología, la soberanía e independencia de cada nación, o es un tema subordinado a la geopolítica y seguridad regional?
Las versiones de la prensa escrita son encontradas. La doctora Sheinbaum Pardo dista mucho de haberse salido con la suya, considerarlo así es no esforzarse por comprender el carácter y comportamiento de los que hoy mandan, y la incidencia del narcotráfico, tan fuerte en uno y otro lado de la frontera. Son lenguajes distintos, pero para el crimen organizado son un mismo mundo.
La versión de El País del último tres de septiembre, en información firmada por Beatriz Guillén, lo presenta con el siguiente título Rubio impone en México la narrativa de Trump en plena escalada regional. La nota procura sostener la afirmación: “El Gobierno de Donald Trump puede un día lanzar un misil sobre una lancha procedente de Venezuela y matar a sus 11 tripulantes; y al siguiente, afirmar públicamente desde el corazón del Ejecutivo de México —diana habitual de sus amenazas— que va a haber más ataques de este tipo. Esto mientras su secretario de Estado, Marco Rubio, celebra, con el canciller mexicano al lado, <<la cooperación histórica>> que han alcanzado con la Administración de Claudia Sheinbaum. Cada uno de estos actos encajan en la narrativa que Trump ha impuesto en la región, reducida a una premisa básica para el mandatario: sea en forma de aranceles o disparos, el bastón de mando lo sigue teniendo él.
“Desde su primer día de regreso a la Casa Blanca, Trump decretó designar como organizaciones terroristas a seis cárteles mexicanos y a dos pandillas, la venezolana del Tren de Aragua y la centroamericana de la Mara Salvatrucha. Cuando a principios de agosto, el presidente republicano ordenó a las fuerzas armadas estadounidenses combatir a los carteles de droga en el extranjero, las alarmas sonaron rápido en Venezuela y México. Las dos medidas del presidente apuntalaban el camino a una ilusión vieja del ala dura trumpista: una intervención militar bajo la justificación de luchar contra el narcotráfico”…
¿Ya la libramos como nación soberana, tal como lo sostiene la doctora Sheinbaum Pardo, o las consecuencias de lo que realmente ocurre con las relaciones bilaterales está inscrito en la memoria muda, de la que no se habla, pero se cumple? Más pronto que tarde lo sabremos, porque la geopolítica establece normas de las que no se pueden sustraer los vecinos.
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