* Allí hay sevicia, tolerada por los jefes de quienes maltratan, por lo que debemos adquirir certeza de que torturar así tiene una intención, pues se hace de manera sistémica porque algo necesita demostrarse. Ustedes, lectores, ¿conocen el motivo? Es para dar miedo
Gregorio Ortega Molina
Erradicar la tortura es más complicado de lo que parece. Imposible reducir el problema al encarcelamiento o muerte de quienes se solazan en el lento sufrimiento de sus víctimas.
Los torturadores están allí porque alguien -desde la cúpula del poder- los colocó en ese lugar para que se dediquen al maltrato y pongan en el imaginario colectivo la semilla del miedo, del pánico a sufrir. Es la dimensión doméstica del terror.
En México los ánimos de millones de miembros de la sociedad están caldeados, como consecuencia de las políticas públicas, de la violencia iniciada y cultivada con esmero por parte de la delincuencia organizada, sin contar con que el hambre, el desempleo y los abusos por parte de la élite gubernamental, destruyen todo deseo de superación personal. La impunidad de los crímenes cometidos en contra de buena parte de la sociedad, modifica su percepción de la realidad.
Ahora nos cuenta, la CNDH, que 57 por ciento de jóvenes entre los 14 y 18 años de edad internados en centros para menores por delitos graves, fueron severamente golpeados y torturados, ya sea por elementos policiacos de todos los niveles de gobierno, o militares y marinos.
¿A quién se esfuerzan por intimidar con ese abuso de cuerpos y mentes? ¿Por qué las autoridades niegan que eso ocurra? ¿A qué temen los capitostes del poder?
Encontrar respuestas a las preguntas anteriores, es parte de la solución al problema de tortura como método político o instrumento de control social. No es asunto menor, pues se tortura porque los “jefes” de los torturadores desean obtener una confesión, necesitan información, o están urgidos de atemorizar a la sociedad.
Informan que el documento elaborado por la CNDH se hizo en coordinación con el Centro de Investigación y Estudios Superiores de Antropología Social, y en él se señala que de las encuestas y entrevistas se observa que “las respuestas que dieron los adolescentes en internamiento permiten señalar que se trata de prácticas sumamente arraigadas en nuestras instituciones, que ocurren de manera sistemática y que son tan frecuentes que para los adolescentes constituyen el comportamiento ‘normal’ o el que cabe esperar de las policías”.
Allí hay sevicia, tolerada por los jefes de quienes maltratan, por lo que debemos adquirir certeza de que torturar así tiene una intención, pues se hace de manera sistémica porque algo necesita demostrarse. Ustedes, lectores, ¿conocen el motivo? Es para dar miedo.
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