* Desconozco cómo procederán, pero decidan lo que decidan han de hacerlo con imaginación, cuidando que la “señorita” continúe pareciendo eso, una doncella que ha de llegar virgen al tálamo nupcial. Lo demás es estar impreparados para el ejercicio del verdadero poder
Gregorio Ortega Molina
Imposible cerrar los oídos y desechar la razón frente a la mentira que desde el poder aspira a transformarlo todo, lo mismo para beneficiar a su grupo que para enmendar errores incorregibles, salvo con un yerro mayor. Es el caso de la aspiración a modificar las funciones esenciales al Banxico para combatir el lavado de dinero.
Naturalmente es posible que mi conocimiento sobre el tema sea escaso, o que la memoria modifique lo que recuerdo de esas transacciones monetarias, que no se hacen en efectivo -desde el lugar donde los paisanos dejan el lomo- a las instituciones bancarias o corresponsales de Western Union cercanos a los domicilios de sus familiares en México. Insisto, si no lo recuerdo mal, esas operaciones se hacen por medio de transferencias o a través de órdenes de pago. Los dólares permanecen en su lugar de origen, acá entregan pesos contantes y sonantes.
Pero, ¿de qué manera los corresponsales mexicanos de las instituciones financieras de Estados Unidos que aceptan la transferencia u orden de pago de las “remesas” se sirven de esos dólares y obtienen una ganancia legítima, aunque a veces inmoral?
El funcionamiento del TLC y ahora del TMEC no puede detenerse. Los importadores mexicanos depositan en moneda nacional sus transferencias en dólares al cambio que corresponde al día en que hacen su operación. El monto de esas transacciones cotidianas supera la imaginación, equivale a miles de millones de dólares, cifra mayor a las tan publicitadas remesas.
También hay que considerar la opinión de los que saben: “Los bancos que ofrecen el servicio de recepción de moneda extranjera en efectivo, (supuestamente) cumplen con las leyes y regulaciones mexicanas, los estándares internacionales y los procesos de control para mitigar los riesgos de manejar recursos de procedencia ilícita…; sin embargo, muchos opinan que se tienen los elementos claros para poder, junto con las instituciones financieras, saber cuál es la ruta del dinero que viene de origen ilícito. Esto es lo que se dice de dicha ley, más o menos”.
Entonces que dejen de dorarnos la píldora con ese cuento de que la reforma se propone para ayudar a los mexicanos que tanto se sacrifican por sus familias y, año con año, envían las llamadas remesas. No hay físicamente billetes de dólares en ese hecho, son instrucciones que se imparten a través de envíos cibernéticas entre diferentes instituciones financieras y/o bancarias.
Por lo pronto, el Senado de la República debiera mejor orientar sus baterías a las inmorales comisiones que algunas instituciones cobran a los beneficiarios de esas transferencias, por recibir dinero en minutos.
La otra vertiente tiene que ver con el “crudo” ejercicio del poder. El análisis ha de ser ciertamente despojado de toda prevención ética y moral. El gobierno carece de numerario para continuar con lo que llama 4T, que no es proyecto de nación ni la posibilidad de construir una patria grande y soberana, sino que pretende regresarnos a ese presidencialismo autoritario colindante con el totalitarismo. Necesitan dinero, y pronto, pues ya ni para la vacuna del Covid-19 les alcanza.
¿Dónde obtener esos recursos? ¿Sólo en los dólares del narco? Desconozco cómo procederán, pero decidan lo que decidan han de hacerlo con imaginación, cuidando que la “señorita” continúe pareciendo eso, una doncella que ha de llegar virgen al tálamo nupcial. Lo demás es estar impreparados para el ejercicio del verdadero poder.
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Lo ocurrido el día de Reyes en el Capitolio es el capítulo inicial de algo más amplio. Donald Trump logró inocular en la derecha de esa nación, el virus de la intolerancia, el racismo y la urgente, necesaria supremacía blanca. Un amigo me envió la gráfica publicada por The Economist, sobre el porcentaje de republicanos partidarios de esa acción. Puede anticiparse un violento periodo de terrorismo doméstico como el registrado en Nashville durante los últimos días de diciembre del 2020. Fue un aviso que la Seguridad Nacional y las agencias de esa nación no pudieron o no quisieron reconocer.
Para comprender lo que inició hace cuatro años con la llegada de Trump al poder, habría que releer La conjura contra América, novela en la que Philip Roth adquiere la dimensión de un demiurgo que hace de su narrativa y sus personajes una profecía de lo que viene a ocurrir 81 años después.
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@OrtegaGregorio