* El futuro electoral mexicano es, con mucho, más complicado que el resuelto por Emmanuel Macron con En Marche! Pienso en Por México Hoy, pero me da la impresión que se les arruga
Gregorio Ortega Molina
El nuevo presidente de Francia trae sobre su imagen una carga múltiple: tiene un nombre bíblico de espeso significado; fue formado por Brigitte, su esposa, 24 años mayor que él, lo que en él garantiza una profundidad cartesiana a la hora de la toma de decisiones, y -refiere Jesús Silva Herzog Márquez- se autoproclamó “camusiano”.
El otro tema, más grave, es el de las cifras y lo que pueden significar para México.
De no ser por la alerta dada por Diego Valadés, Emmanuel Macron me hubiese pasado desapercibido hasta el momento de su triunfo electoral.
Por lo pronto me alarma esa referencia a Albert Camus, porque si así es, está destinado al fracaso. El escritor argelino dejó anotado en Cuadernos I durante diciembre de 1937: “La política y la suerte de los hombres están hechas por hombres sin ideal y sin grandeza. Los que tienen alguna grandeza dentro no hacen política”. Tengo la certeza de que Macron la posee, de otra manera no hubiera contraído nupcias con Brigitte.
Cumplir una promesa formulada al tiempo de concluir su educación media superior nos da idea de lo que él vale para él mismo, de la idea que tiene de la palabra empeñada. Se esforzará por cumplir como hombre de Estado, aunque en ello le vaya la vida. Es en este contexto que lo considero más cartesiano, con la suficiente flexibilidad en la conciencia, para hacer lo que ha de hacerse a la hora de ejercer el poder, de transmutarse en hombre de Estado.
El tema de las cifras es alarmante, pues a pesar de haber obtenido 66,06 por ciento del sufragio frente a un 33,94% de Le Pen, con el 100% de las papeletas escrutadas, el abstencionismo se acerca a niveles récord, un 24,89%, la más elevada desde 1969, al que es necesario sumar 12 por ciento de papeletas en blanco. Lo anterior significa que Macron triunfó, en número redondos, con 64 por ciento del padrón electoral francés expresando su opinión; el porcentaje de abstencionistas los sufragios en blanco se convierten en un salto al vacío, pues no se sabe a cuál de los contendientes beneficiarán.
Para ser efectivo y convertirse en factor determinante para anular una elección, la papeleta en blanco debe ir más allá del 60 por ciento, o quizá mayor.
En cuanto a su incidencia en el 2018 mexicano, recordemos dónde fue a morir Porfirio Díaz, evoquemos el diseño del centro histórico de la Ciudad de México en lo que a construcciones hechas durante el porfirismo; las debilidades de José Yves Limantour y su idea de hacer de México la petite France.
El futuro electoral mexicano es, con mucho, más complicado que el resuelto por Emmanuel Macron con En Marche! Pienso en Por México Hoy, pero me da la impresión que se les arruga.
Para confirmar mi apreciación remito al lector a Umberto Eco, que escribió: “Y tal vez la dificultad para reconocer hasta qué punto pueden mentir las imágenes sea la misma que se experimenta para conocer las mentiras del Poder”.
Mentir puede resultar divertido y lucrativo para algunos, pero no para la mayoría. Necesitamos un cambio.
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