* Constatamos, así, parte de ese enorme beneficio que deja la minería en México. Por cierto, ¿alguien sabe si Grupo México cumplió con lo ofrecido por el derrame en Sonora? No, verdad…
Gregorio Ortega Molina
Cancelarnos motu proprio el futuro, equivale a planificar el suicidio con demasiada antelación, con la peregrina pretensión de encontrar la manera de matizar consecuencias y repercusiones de ese acto final.
Permitir que niños y jóvenes fallezcan de enfermedades curables, de desnutrición o debido a derivaciones no previstas de actos de corrupción, es una de las peores maneras de cerrarnos el paso al bienestar emocional y a la armonía entre gobierno y sociedad. La irritación social crece y se manifiesta de manera colindante con la violencia, porque hay un enorme vacío de poder que ensancha la separación entre dos estamentos sociales: los excesivamente ricos frente a todos los demás. Los “proles” hace mucho que dejaron de contar para el Mirreynato.
No exagero ni aspiro a que juntos nos rasguemos las vestiduras o nos demos golpes de pecho. Lo cierto es que Alfredo Valdez Rodríguez, de La Jornada, nos cuenta que “63 por ciento de los niños del municipio de Vetagrande, con tan sólo cinco mil habitantes y distante siete kilómetros de la ciudad de Zacatecas, tiene altos niveles de plomo y otros metales pesados en su organismo, a causa de la actividad minera”.
El reportero Valdez Rodríguez entrevistó a “Eduardo Manzanares Acuña, profesor e investigador de posgrado en ciencias nucleares de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), quien sostiene que desde hace 18 años un grupo de especialistas de ese centro, da seguimiento a la contaminación que padecen los niños y jóvenes menores de 18 años de esa población.
“Con base en métodos científicamente probados y la intervención de médicos y especialistas en bioquímica, informó Manzanares Acuña, se han hecho muestreos representativos y análisis de sangre que han permitido conocer la dimensión del problema que presentan alrededor de mil 500 menores de edad.
“Ante ello, explicó, un grupo de investigadores de varias universidades de los estados de Zacatecas, Aguascalientes y Guanajuato, como el Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados (Cinvestav), campus Irapuato, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), y la Universidad Autónoma de Aguascalientes, realizan un estudio conjunto en fito-tecnia (con plantas silvestres), con las que se busca estabilizar los predios y zonas con desechos mineros, conocidos como jales.
“Los estudios se realizan en zonas donde se vertieron desechos tóxicos producto de la minería, para tratar de evitar que se dispersen en el aire, que trasminen al subsuelo y no sean ingeridos por la fauna ni absorbidos por el ser humano, explicó el también especialista Armando Flores de la Torre, investigador del área de ciencias de la salud de la UAZ”.
Constatamos, así, parte de ese enorme beneficio que deja la minería en México. Por cierto, ¿alguien sabe si Grupo México cumplió con lo ofrecido por el derrame en Sonora? No, verdad…
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