* Si por nuestra torpeza ciudadana, falta de organización, engaño de nuestros representantes políticos, facilitamos y permitimos que el INE se disuelva en el rencor de Andrés Manuel y sus aplaudidores, en realidad nos hacemos un terrible daño a nosotros mismos, porque damos la espalda al presente, enterramos todo el trabajo hecho desde que terminó el milagro mexicano, y regresaremos a lo peor del caudillismo
Gregorio Ortega Molina
Los hechos pueden constatarse. En 2006 López Obrador perdió la elección presidencial, nunca pudo comprobar que le hicieron fraude y se la robaron, pero en cambio dio la pataleta, se encrespó, hizo berrinche y con la complicidad de Alejandro Encinas cerró, de manera ilegal, Paseo de la Reforma.
En 2012 Enrique Peña Nieto no le dio oportunidad de sospecha ni queja. Perdió, lo que el mismo Peña le resarció en 2018, llenando de obstáculos el camino de Ricardo Anaya Cortés. ¿Puede comprobarse un “acuerdo” entre EPN y AMLO? Sólo ellos lo saben, aunque todo parece indicar que hubo connivencia para entregarle el poder. Los priistas, una vez más, como motores de la traición a los mexicanos, a ellos mismos, a su ideología y sus principios.
Un hecho constatable sobresale. Andrés Manuel ganó en 2018 el premio mayor, debido al intenso trabajo de democratización que se ha hecho de las instituciones electorales. ¿Por qué, entonces, se empeña en denostarlas, desacreditarlas, destruirlas? ¿Estaría viviendo en Palacio Nacional sin la verticalidad del INE?
Supongo que no. Carlos Tello Díaz y otros historiadores, se encargaron de documentar las trácalas organizadas entre el prócer Juárez y su amanuense Lerdo, que a fin de cuentas debieron ceder la banda presidencial, porque la unidad nacional quedó en entre dicho cuando se estableció, como compromiso de gobierno con equidad, esa actitud de “a los amigos justicia y gracia, porque a los enemigos nada más se les impartirá justicia (con sus asegunes), como ahora podemos constatar en el trato a Gertz, Pío, José Ramón, Delfina, y cómo difiere del concedido a Rosario, Sandra Cuevas, César Yáñez, más los que olvido.
Si por nuestra torpeza ciudadana, falta de organización, engaño de nuestros representantes políticos, facilitamos y permitimos que el INE se disuelva en el rencor de Andrés Manuel y sus aplaudidores, en realidad nos hacemos un terrible daño a nosotros mismos, porque damos la espalda al presente, enterramos todo el trabajo hecho desde que terminó el milagro mexicanos, y regresaremos a lo peor del caudillismo, que equivale a un intento de dictadura para dar a luz a la república bolivariana del norte.
Al enterrar al INE Andrés Manuel López Obrador comete parricidio, y nadie dirá esta boca es mía.
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@OrtegaGregorio