* El proyecto geoestratégico estadounidense no podía darse el lujo de contemplar, en su teoría de escenarios, un Pemex ordenado y triunfante en los ámbitos de exploración, explotación, refinación y derivados de la industria petroquímica. Jorge Díaz Serrano había dejado de ser una piedra en el zapato, para convertirse en un verdadero obstáculo
Gregorio Ortega Molina
Solicitan los lectores recordar las causas del encono contra Jorge Díaz Serrano: la negativa de José López Portillo a que México ingresase al GATT, y la estatización bancaria. Él supo, o al menos intuyó, el costo que pagaríamos los mexicanos por sus decisiones políticas. Otra vez llegamos tarde a nuestra cita con la modernidad.
También piden que puntualice lo escrito por Edward Laurence Doheny: “México es, por el momento, la única fuente de donde podemos extraer grandes cantidades de petróleo; es la fuente que nos ofrece mayores ventajas entre las que hasta ahora han sido localizadas en el mundo, pues los demás yacimientos son, tanto en lo político como en lo geográfico, menos ventajosos por su ubicación que los que poseemos en México los norteamericanos”.
La primera parte del aserto dejó de ser verdad, porque las empresas de Estados Unidos extraen petróleo o lo adquieren de cualquier parte del mundo; en lo que refiere a lo demás, nada ha cambiado. La reforma energética se los garantiza.
En cuanto se refiere a Robert Lansing, ¿cuántas generaciones de mexicanos han pasado por las universidades de Estados Unidos, y piensan en los términos en los que lo hicieron los padres fundadores al buscar su Independencia de los monarcas ingleses?
Pero falta enumerar esa tercera consecuencia a la que hace referencia Mercurio. Es el éxito. El proyecto geoestratégico estadounidense no podía darse el lujo de contemplar, en su teoría de escenarios, un Pemex ordenado y triunfante en los ámbitos de exploración, explotación, refinación y derivados de la industria petroquímica.
Jorge Díaz Serrano había dejado de ser una piedra en el zapato, para convertirse en un verdadero obstáculo.
Recordemos que en 1980 el precio del petróleo era de 13.39 dólares, y que para el presupuesto de 1981 se había fijado en 32 dólares.
El ingeniero Jorge Díaz Serrano acudió a la Cámara de Diputados el 30 de julio de 1983, para argumentar en contra de su desafuero y previsible juicio. Allí expresó:
“Mientras fui director de Pemex se manejaron, por concepto de compras y contratos, más de 25 mil millones de dólares, y se vendieron al exterior más de 45 mil millones de dólares. Yo quisiera que alguien me indicara quién, en la historia de nuestro país, desde 1810 hasta nuestros días, ha hecho posible un ingreso de riqueza semejante a éste, que se alcanzó -y me complace hacer con ello hincapié- con el esfuerzo coordinado de los trabajadores petroleros, por cierto tan frecuente e injustamente atacados. Aviesamente se ha intentado atribuir a la administración petrolera que encabecé el origen de todos los males que padecemos”.
Insisto en recordarles el precio del petróleo en 1980-1981. Díaz Serrano hizo que Pemex generara riqueza, e incluso fue más allá:
“Durante los cuatro años y medio que dirigí a Pemex se originaron, trabajando a gran velocidad, como se imponía, más de cien mil pedidos y contratos. ¿Creen ustedes posible que un hombre, o siquiera un enorme equipo, pueda garantizar la absoluta perfección de los procedimientos de esas circunstancias de volumen y apremio y, al mismo tiempo, avanzar en el cumplimiento de diversos programas como ese que nos trazamos al principio de la administración de duplicar la producción petrolera y la capacidad de refinación, así como de triplicar la producción petroquímica? Este ambicioso programa exigía un ritmo de trabajo sin precedentes en nuestro país”.
Algunos especialistas indican: Por lo general se pensaba que los precios de venta del petróleo mexicano de exportación del inicio de los años 80, fueron los más altos de la historia, pero la realidad actual es otra. La columna Precio Actual muestra el dato promedio a precios constantes actualizado al 31 de Marzo de 2016. Observando el precio promedio de 1980, que equivale a 90.14 dólares por barril a precios actuales, se queda muy lejos del RECORD de precio promedio obtenido con las ventas de 2011, que por primera vez rompe la barrera de los $100 Dlls y se ubica en 106.56 Dlls/barril.
Pero eso no es todo, el volumen de las ventas totales de petróleo crudo llegó a 49,322 MILLONES DE DÓLARES EN EL AÑO 2011, lo cual representa un incremento de 13,330 millones de dólares con respecto a 2010. ¿Me pregunto si este superávit gigante no habría sido suficiente para evitar el aumento de precio en las gasolinas?
Por naturaleza México fue un país exportador de petróleo crudo desde los inicios del Siglo XX, sin embargo la explotación brutal de las empresas extranjeras y el agotamiento de los mantos de la Faja de Oro, dieron lugar a que México a duras penas se conservara como un país autosuficente en recursos petroleros y ya en los años 60, pasara de país exportador a importador neto, en virtud del crecimiento industrial del país y la falta de suficientes trabajos exploratorios.
Paradójicamente fue un sencillo pescador llamado Rudesindo Cantarell, quién descubrió en 1971 la existencia del manto petrolero que llevó su nombre y que dio lugar, años después al “boom” exportador de Pemex. ¿Habrá recibido Rudesindo Cantarell al menos un premio y reconocimiento por su hazaña? No lo sé.
En 2015 y 2016 los precios del petróleo han caído de manera estrepitosa y, por si fuera poco, el volumen de extracción continuó su caída, dando lugar a una reducción de los ingresos por exportaciones a la mitad en 2015 y con tendencia a la baja en 2016. En la tabla ya se reflejan los resultados del primer y segundo trimestre de 2016.
Como nunca se ahorró dinero en los años de altos precios, hoy no existe ningún fondo que respalde la pérdida de ingresos.
¿Quién escribirá el colofón de la historia del petróleo en México, entre el año de la expropiación y el del fracaso?
Del Demonio de Sócrates: Alguien induce el saqueo para acallar y desvirtuar la auténtica protesta social. No disminuye, crece, está presente, sin escándalo. Es el ruido sordo, silencioso, que ni siquiera con los soldados y los fusiles podrán callar.
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