* La fe, que es un asunto espiritual, no queda sustituida por completo por la publicidad y la propaganda. No sucede lo mismo con el poder político. ¿Cuántos años tardó el presidencialismo en sustituir a la Constitución, la legalidad, la norma, la ley? Los políticos, en general, quedaron seducidos por la imagen de Antonio López de Santa Anna, y decidieron suplantar el proyecto de nación por la pesadilla del país de un solo hombre. Es la razón de que la vida institucional de México haya quedado deformada
Gregorio Ortega Molina
Debemos reconocerlo, aunque en cierto sentido nos cubra la vergüenza de la necesidad del presidencialismo fuerte. El daño está hecho, si el Poder Ejecutivo no es reformado de fondo y de forma, la corrupción continuará determinando el proceder de los administradores públicos, de los representantes de la sociedad, de las autoridades electorales.
A los políticos mexicanos parece gustarles el revolcón en el estercolero que hoy es la autoridad presidencial, al menos desde hace cinco decenios, si no es que esa conducta se determinó cuando el héroe de la Revolución, Álvaro Obregón, decidió reelegirse para resarcir la pérdida de su mano. No hay mejor DETENTE que la banda presidencial, ni más cómodo asiento que la silla del águila.
Sergio Quinzio insiste en poner a prueba a una sociedad secularizada por la simonía y la corrupción. Es la avidez la que determina las analogías entre el poder eclesial y el de los hombres. En Mysterium Iniquitatis hay palabras que no desean ocultar la verdad:
“Pero si, con la ayuda de Dios, tenemos el valor de considerar las cosas dentro del horizonte de la fe, nos daremos cuenta de que no ha sido el corte producido por la modernidad en la tradición religiosa lo que ha afectado a la Iglesia y a la interpretación de los textos y testimonios antiguos (que se esfuerzan, empeñan en sustituir con publicidad y propaganda). Sino que ese corte ha sido tan solo la secularización de la fractura que, en el curso de la historia, llevó a la Iglesia a un progresivo distanciamiento de la verdad y a la interpretación de los y testimonios y los textos antiguos. Sino que ese corete ha sido tan solo la secularización de la fractura que, en el curso de la historia, llevó a la Iglesia a su progresivo distanciamiento de la verdad cristiana originaria… Se ha roto y perdido así la continuidad con el pasado, tanto en la Iglesia como en el mundo. Desde el momento en que la historia del mundo se ve obligada a seguir la huella de la historia de la Iglesia”.
La fe, que es un asunto espiritual, no queda sustituida por completo por la publicidad y la propaganda. No sucede lo mismo con el poder político. ¿Cuántos años tardó el presidencialismo en sustituir a la Constitución, la legalidad, la norma, la ley?
Los políticos, en general, quedaron seducidos por la imagen de Antonio López de Santa Anna, y decidieron suplantar el proyecto de nación por la pesadilla del país de un solo hombre. Es la razón de que la vida institucional de México haya quedado deformada.
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