* Está muy fortalecido por los evangélicos, lo que plantea más interrogantes sobre la supuesta conducta que han de observar esas “facciones” religiosas interesadas en participar abiertamente en política. Es cierto, está sentenciado y su conducta no es intachable, instigó y promovió el asalto al Capitolio
Gregorio Ortega Molina
¿Es Donald Trump un peligro para Estados Unidos y para el mundo? ¿Puede competir por la nominación de su partido Republicano, a pesar de ser sujeto de varios juicios, y haberse comprobado su interesada participación en el asalto al Capitolio, el seis de enero de 2021?
Los sucesos narrados en las efemérides de ese día, son claros: “En la mañana del 6 de enero, manifestantes se reunieron para el mitin Save America en el parque público de La Elipse, donde los asistentes escucharon los discursos del entonces presidente Donald Trump, Donald Trump Jr. y Rudy Giuliani. La manifestación culminó en una revuelta en la que fue tomado el Capitolio de los Estados Unidos. El evento ocurrió después de numerosos intentos anteriores de Trump de anular los resultados de las elecciones tras un supuesto fraude electoral”.
Lo ocurrido después de anunciado el resultado electoral en México en 2006 es similar, Felipe Calderón debió acceder “tras banderas” al acto de su toma de posesión, y los mexicanos padecimos el cierre de Reforma durante 48 días; ninguna ley o normativa hubo que pudiera sancionarlo. Es el precio de los pleitos por el poder, es el costo de simular democracia.
Hoy, el republicano y empresario reincide en su búsqueda de unir los poderes político y económico en la presidencia de Estados Unidos, lo que debe desconcertarnos. En la información de El País, se lee: “… Ningún expresidente estadounidense se había sentado en el banquillo de los acusados en dos siglos y medio de historia del país. Desde abril (2023), Donald Trump ha roto ese honroso récord al haber quedado imputado cuatro veces -una por mes-, todas ellas en casos relacionados con su presidencia y que abarcan desde la falsificación contable hasta la violación de la ley de espionaje. Los juicios que afrontará el año que viene se complementan con una ofensiva por la vía civil que ya le ha condenado por abuso sexual y difamación contra la escritora E. Jean Carroll, y amenazan con convertirse en un importante factor en la campaña electoral. Estas son las cuatro causas:
“La primera imputación examinó el caso Stormy Daniels, el más antiguo de los cuatro y el único que se retrotrae a la anterior campaña electoral. Entonces el candidato republicano ordenó a su abogado y hombre de confianza, Michael Cohen, que pagara 130.000 dólares a la actriz porno.
“El segundo caso, relativo a los papeles de Mar-a-Lago, está encabezado por la jueza Aileen Cannon, nombrada por Trump durante su mandato: examina la tenencia ilícita de materiales clasificados relacionados con su presidencia que el expresidente guardó en su poder, en su residencia particular en Florida, después de haber dejado la Casa Blanca en enero de 2021.
“El tercer caso es el más grave y concierne a los sucesos protagonizados por Trump, sus asesores y simpatizantes en el periodo entre la derrota electoral del republicano en las presidenciales de noviembre de 2020 -en las que se impuso el demócrata Biden- y el 6 de enero de 2021, cuando una turba de partidarios del presidente asaltó el Congreso para impedir que los legisladores certificaran el triunfo del actual presidente. El fiscal Smith le ha imputado por cuatro cargos: manipulación de testigos, obstrucción de un procedimiento legal y conspiración para defraudar al gobierno estadounidense y para violar derechos civiles.
“La cuarta imputación alberga similitudes con la tercera por cuanto se relaciona también con los intentos de alterar los resultados electorales. Pero este caso, a diferencia de su precedente, no es federal, sino estatal, y solo concierne a lo que ocurrió en el estado de Georgia”.
Es momento de que los republicanos y todos los estadounidenses se cuestionen sobre la moral y ética de esta nueva precandidatura de Donald Trump, pues los hechos parecen no hacer mella en el comportamiento de los electores, como lo vimos en el caso de Iowa, donde barrió a sus competidores para la nominación del partido Republicano.
Está muy fortalecido por los evangélicos, lo que plantea más interrogantes sobre la supuesta conducta que han de observar esas “facciones” religiosas interesadas en participar abiertamente en política.
Por lo pronto y como un hecho irreversible, aunque apelará, “un jurado de Manhattan ordenó al expresidente Donald Trump pagar 83,3 millones de dólares a la escritora E. Jean Carroll por difamación desde 2019 —cuando ella lo acusó de haberla violado unas décadas antes—, ataques que él continuó en publicaciones de redes sociales, ruedas de prensa e incluso durante el propio juicio”.
¿Es así la democracia? Acá no hacen malos quesos nuestros políticos.
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@OrtegaGregorio