El régimen había sido vencido por el crimen organizado. La inoperancia del gobierno y de sus estructuras policiales y el sometimiento del Ejército al orden estadounidense de seguridad hemisférica estaba plenamente comprobada.
Con una respuesta similar a la apuntada por Robert Taber en el clásico La guerra de la pulga, los comandos del narco vencieron y atemorizaron a las bases verde-olivo con una estrategia de guerra de guerrillas.
Doscientas mil deserciones en el Ejército, derrotado en todas las líneas, daban fe de una orden errónea y desquiciada para “combatir al narco” dictada por un esquizoide beodo, que acababa de dar bastonazos de ciego a un panal de abejas.
El descontento nacional, provocado por los sanguinarios errores de un gobierno carente de base social, respaldo legítimo y programa, hizo que en el exterior se preguntaran si ¿el Ejército se estaba enfrentando con grupos populares armados, o con narcotraficantes?
Se daba a conocer que el 30% de las tierras cultivables estaban en manos del narco; el 9%de los contribuyentes reales eran de esa ralea; que se pretendía una reforma fiscal que gravara más a los cautivos, y que el nefasto Ernesto Zedillo se estaba apuntando para dirigir el Banco Mundial(!).
¿”Para que la droga no llegue a tus hijos”?
A partir del 2008, la propaganda falaz y desquiciante de Felipe Calderón repetía hasta el cansancio en todas las cabinas del sistema radioeléctrico del país:
“Para que la droga no llegue a tus hijos”… y la conciencia nacional agregaba: tienes que soltar a la calle a los soldados para que maten a quienes se les pongan enfrente y decidan quiénes son contrabandistas… o si todos lo somos.
“Para que la droga no llegue a tus hijos”… te quitaban el control de las fronteras en puertos, aduanas terrestres y vigilancia costera, para que nadie supiera qué cantidad de producto se quedaba aquí y cuál se consumía en el gabacho.
“Para que la droga no llegue a tus hijos”… se reservaban las tropas de élite y los agentes encubiertos de la DEA, el FBI y la CIA el derecho exclusivo de negociar con capos para definir quién se quedaba con la franquicia y quién se retiraba del negocio. Así de sencillo.
El objetivo principal era que las drogas las consumieran exclusivamente nuestros hijos. Esto no lo digo yo, fue ampliamente documentado en estudios serios de especialistas que demostraron que, en pocos años, habíamos dejado de ser un país de tránsito del producto a un país consumidor de anfetaminas, cocaína, mariguana y demás tóxicos.
Entretanto, los mandarines mexicanos, Calderón y su favorito Genaro García Luna al frente, se paseaban por todo el territorio en desgracia, disfrazados de generales de cinco estrellas, constatando una degollina de decenas de miles de muertos y mutilados, civiles , marinos y militares.
(Y atrás de las calenturas etílicas de Felipe Calderón, “una gran mujer”, la del rebozo como trade mark impuesto por los publicistas, la hija del Licenciado Traguitos –como se conoce al ex magistrado Diego Zavala Pérez–, la que hoy se da golpes de pecho, con una ascendencia plena sobre el acomplejado mandilón, que ahora dice que ¡no pudo hacer nada!)
Plan Mérida: Caballo de Troya
Como somos una colonia de cuarta, agachamos la cerviz y aceptamos todas las condiciones del Comando Norte, a cambio de mendigar una limosna del .005% de lo que, con amplitud, podíamos cubrir con la renta petrolera.
Calderón se enganchó al cabús del Plan Mérida, un auténtico caballo de Troya para penetrar, dominar los cuerpos de seguridad nacional, los protocolos y hasta los encargados de una “guerra” contra el narcotráfico indigna, costosa e inservible.
En el fondo de toda la publicidad gubernamental de la guerra contra las drogas declarada por el frustrado michoacano se encontraba el slogan que por sí mismo descubría la maniobra de manipulación desquiciante y falsa. La del rebozo, imperturbable.
Sólo el Comando Norte decidía la cantidad que pasaba al “otro lado” con el fin de lastimar un poco a los hijos de los clanes dirigentes del futuro, pues todos se encontraban en resorts de rehabilitación para drogadictos.
El viejito Mc Cain, el único cuadro que les quedaba a los republicanos, estaba haciendo tremendo oso frente al que decía que hacía campaña en verso, un negrito basquetbolero habilitado por los demócratas. El viejito tuvo que pasar a los resorts, pero para reponerse de la madriza despiadada que le propinaron.
El submarino ¿blanquiazul?
Como en los mejores filmes de James Bond, un día apareció frente a las costas oaxaqueñas un submarino azul –algunos dicen que en realidad era blanquiazul– que transportaba la fabulosa cantidad de ¡cinco kilos de cocaína!, coincidiendo con una reunión del ASPAN en el sureste.
El primer policía del Imperio, Michael Chertoff, salió de inmediato a declarar que gracias a los modernos aparatos gringos y a la Iniciativa Mérida había sido posible la captura del enigmático submarino. Sólo faltó que fuera amarillo, para que las palabras se acompañaran con música de The Beatles: “In the town where I was born, / lived a man who sailed to sea, / and he told us of his life / in the land of submarines…”
Por otro lado, se sabía que el mismo día centenares de toneladas de droga atravesaban la frontera, convertida en un auténtico queso gruyere. Una maniobra de distracción, como fue todo el sexenio calderonista, plagado de mentiras de escapulario y sacristía.
En esos momentos, además, la distracción internacional era la liberación de Ingrid Betancourt, “rompiendo el cautiverio a que había sido sometida la ex candidata colombiana, por las FARC de Manuel Tirofijo Marulanda”. Una victoria de los recoletos pro yanquis.
Nadie habló jamás de que la famosa Ingrid, alejada por propia voluntad del domicilio conyugal, había pasado los mejores años de su vida en un cautiverio amazónico con menú de guerrilleros, que la dejaron extenuada, no por hambre, sino por golosa.
En el verano del 2008 en que todo esto sucedía, los latinoamericanos nos dimos cuenta que todo se había acabado. El famoso Estado se encontraba en articulo mortis o de plano en un grado de rigidez cadavérica.
Calderón equivocó el objetivo
Los adversarios eran los gringos, las petroleras españolas (sin una gota de petróleo ni un milímetro propio de gas en su país), la izquierda retrógrada europea, los medios de comunicación enajenantes y para acabarla, los gobernantes manipulados y disolutos. ¿Y la del rebozo, apá?
Porque esos eran adversarios a los que se podía sortear a base de decisiones inteligentes…
Pero el verdadero enemigo de la sociedad estaba sentado en Los Pinos. Un borrachín execrable que había llegado con las artimañas electorales de Hildebrando, hermano de Margarita, la del rebozo, a partir de 1 mil 700 contrataciones con instancias federales, que incluían al IFE.
Calderón, el que había llegado “haiga sido como haiga sido” y por la puerta de atrás del Salón de Banderas en la Cámara de Diputados, arropado por los suplicantes priístas y perredistas. (¿Y la del rebozo, dónde andaba?)
El que después les agradeció el gesto, encarcelando a todos los alcaldes de “su tierra”, acusándolos de tener nexos con el narco. El famoso “michoacanazo” fue el exceso de estulticia más hilarante que se haya intentado desde el poder público, después de Fox y Peña Nieto.
¿’Onde andabas, Margarita?
¿Qué, la dama del rebozo nunca se enteró de que su incróspido marido tiene una demanda pendiente de solventar ante el Tribunal Internacional de La Haya por crímenes de guerra, por pisotear los derechos elementales a la vida y a la integridad de los mexicanos?
¿Puede argumentar amnesia la dama del rebozo ante las trácalas de su hermano Hildebrando, frente a los negocios que le proporcionaron a ella y a su familia todos los Oficiales Mayores de las secretarías y Dependencias que ella misma “designó ” en tiempos de su marido?
¿Creen los persignados panistas, las “buenas conciencias blanquiazules” que no arrastrarán y perderán el registro apoyando las aspiraciones presidenciales de esta triste personita?
¿Con qué cara los asustados comentócratas de los foros televisivos alargan sus horarios en tripe A para permitirle aparecerse impoluta ante los televidentes nocturnos, rasgándose las vestiduras, enarbolando la transparencia, el combate a la corrupción y la rendición de cuentas?
Cuándo ha rendido cuentas la enriquecida hija del Licenciado Traguitos? ¿A quién engañan estos metecos?
¿Candidata presidencial de rancho grande?
¿Tan chiquito es el rancho grande?
Índice Flamígero: Dice la del rebozo que “Calderón no anula mi personalidad ni dirigirá mi campaña”. Lo cierto es que ya la anuló dendendenates, ¿no cree usted?
www.indicepolitico.com / pacorodriguez@journalist.com / @pacorodriguez
Suscribo a don Fernando Meraz.
Y si, anulada tanto ella como Gustavo Mareado.
PANada sirven los albiazules a los mexicanos.
Insisto, Don Francisco, hay que hacer una recopilación de sus artículos y editarla en forma de libro sobre la real y verdadera historia moderna de nuestro vapuleado (por todos estos mequetrefes) país.
¡Felicidades!