Por Vicente Moreno Aparicio
• La endeble situación de Trump, hace sentir en la Casa Blanca el fantasma del Watergate
• Analistas políticos de EU consideran al presidente de ser “El Caballo de Troya” de Rusia
• El secretario de Justicia, Jeff Sessions, el verdugo de Comey y de los indocumentados
• La sede presidencial convertida en oficinas centrales de los negocios de la familia Trump
La situación de Donald Trump como presidente de Estados Unidos se manifiesta endeble y ya se hace sentir en la Casa Blanca el fantasma del Watergate que anuncia la caída el magnate, quien ahora ha causado desconfianza entre los analistas estadounidenses al considerarlo el “Caballo de Troya” de los rusos.
El nacionalismo ha aflorado e inquietado a millones de estadounidenses que no aprueban la reunión secreta sostenida en la Casa Blanca con el canciller ruso Sergey Lavrov y el embajador de Rusia en Estados Unidos, Sergey Kislyak, -publicada por el influente periódico Washington Post y la agencia CNN- afirmando que Trump les dio a conocer “información clasificada”.
Esto ocasionó el despido del director del FBI, James Comey, lo cual extrañó a muchos, entre ellos, a los legisladores demócratas, quienes exigieron a la Casa Blanca explicación al respecto.
Fue el propio Comey quien sostuvo, a través de los medios informativos, que fue despedido por Trump por no acatar la orden de no investigar lo que se habló y acordó con los rusos y el haber dado a conocer asuntos secretos de Estados Unidos.
Pero aquí, como en todas las películas y telenovelas, el malo es el secretario de Justicia, Jeff Sessions, quien informó a Trump acerca de la investigación del FBI y fue quien le pidió a Trump despedir a Comey.
Sessions, es toda una joyita dentro del gabinete presidencial, pues es como lo afirmó el Washington Post: es un entusiasta defensor de construir el famoso muro en la frontera con México; es un crítico a los programas para otorgar visados a trabajadores extranjeros destacados en el ámbito de la ciencia, las matemáticas y la alta tecnología.
Además, acusó que la inmigración legal de bajos salarios es la causante que en Estados Unidos no se paguen salarios altos lo que reduciría el número de personas que reciben asistencia social.
Sessions, como senador republicano desde 1997, rechazó las iniciativas que han incluido alguna posibilidad de crear un camino hacia la regularización de los inmigrantes que entraron o permanecen sin permiso legal para ello. Es y ha sido catalogado como el “peor enemigo de la amnistía para los inmigrantes”.
En su propio estado natal, Alabama, al abogado Sessions se le señala como miembro del Ku Klux Klan, por lo que en 1986 un comité del Senado rechazó su nombramiento como juez federal. E incluso él dijo en una ocasión que el Ku Klux Klan le parecía bien “hasta que descubrió que fumaban marihuana”, lo cual le causaba risa.
Así que este personaje es el que trae “juidos” a los mexicanos en el exterior y pretende romper récord de deportaciones en Estados Unidos y quien ahora está en el ojo de la tormenta por las dos conversaciones que sostuvo con el embajador ruso en Washington D.C., Sergey Kislyak durante la campaña electoral de Trump.
Sin embargo, hay que aceptar que es un hueso duro de roer, como abogado y ex legislador, ya que durante su comparecencia ante el Comité de Inteligencia del Senado no respondió a muchas preguntas, lo que provocó el enojo de los legisladores demócratas e incluso de los propios nacionalistas republicanos, quienes saben que Rusia es y ha sido el enemigo de Estados Unidos.
Entre los congresistas republicanos que se sumaron al reclamo e incluso exigiendo la renuncia de Sessions, está la senadora Susan Collins quien pidió al secretario de Justicia recusarse a sí mismo para garantizar la confianza en la investigación del Departamento de Justicia. Esto mismo pidió el republicano Rob Portman, quien es amigo personal de Sessions.
Asimismo, la senadora demócrata Elizabeth Warren dijo que los encuentros con el embajador ruso son motivo para que el funcionario sea removido de su cargo. La respuesta se dio al día siguiente en boca de Trump al puntualizar que Jeff Sessions seguirá siendo secretario de Justicia.
Aun así, Sessions ni se inmutó simplemente evadió las preguntas durante la audiencia invocando “el privilegio ejecutivo”.
“No estoy reclamando el privilegio ejecutivo porque eso es poder del presidente”, dijo Sessions al vicepresidente de la Comisión de Inteligencia del Senado.
En repetidas ocasiones dijo que no estaba en condición de comentar o discutir ciertos temas. “Estoy protegiendo el derecho del presidente Donald Trump de mantener su privilegio ejecutivo, si así lo decide”.
Obviamente, esto provocó disgustos. Por lo pronto, Sessions ha pedido a Trump el despido del investigador especial, Robert Mueller.
Por otra parte, son millones no sólo en Estados Unidos, sino en todo el orbe que aplaudirían la renuncia de Donald Trump junto con varios miembros de su gabinete, pues él si es un peligro para el mundo.
Sin embargo, la renuncia de Trump no ayudaría mucho a calmar la incertidumbre de los más de once millones e indocumentados -a pesar de que ya han deportado a miles-, pues la medida implementada la seguiría el vicepresidente Mike Pence, quien también se afirma que es racista.
Por lo pronto, dos preguntas están en el aire: ¿Existió una colaboración entre los miembros de la campaña de Donald Trump con Rusia para interferir en proceso electoral?
¿Se dio un proceso de interferencia de la justicia de parte de la Casa Banca específicamente del presidente de Estados Unidos cuando despidió al director del FBI?
La Casa Blanca convertida en oficinas de negocios de la familia Trump
Como presidente de Estados Unidos, Donald Trump se han beneficiado con grandes ingresos económicos y esto se debe a que desde la Casa Blanca supuestamente controla sus negocios y vía telefónica trata contratos e inversiones, cayendo en conflictos de intereses.
Para eso, a pesar de estar prohibido, Trump instaló una oficina para su hija Ivanka con acceso a material clasificado y al esposo de ella, Jared Kushner, lo hizo su asesor lo cual se convirtió en importante funcionario cercano al presidente.
Según Trump, antes de pisar la Casa Blanca, cedió el control de su imperio empresarial a sus hijos, Donald Junior y a Eric, pero muchos dudan de esto y ya reúnen firmas para que se investigue esa situación, pues la Casa Blanca es un símbolo nacional y no una empresa más de Donald Trump.
Sin embargo, el club privado de Golf Mar-a-Lago así como su hotel en Washington, propiedad de Trump fueron utilizados para recibir y hospedar al mandatario chino, Xi Jinping y al primer ministro japonés, Shinzo Abe, obviamente, los servicios de esos establecimientos los cobraron los representantes de sus empresas…
E incluso han aparecido en las embajadas de Estados Unidos promociones de los negocios y propiedades de Trump, así se las gasta el poderoso presidente de la unión americana…