Eduardo Sadot
Gobernar no es fácil, para una mujer como para un hombre es una tarea difícil, pero cuando esa mujer ha sido una mujer bien nacida, bien intencionada y cuando esa conducta ha regido su vida, navegar en la política y más de Quintana Roo, donde las dobles caras, ingratitudes y traiciones están a la orden del día, no es fácil, cuando el gobernante debe dejar de lado sus sentimientos e intereses y privilegiar el interés de la sociedad y de sus gobernados, hacer coincidir intereses o al menos lograr la tolerancia entre tantos interese encontrados, se hace. La semana pasado volvió el eterno problema de los taxistas en el Estado caribeño, los taxistas – como todos los taxistas de Quintana Roo – imponen su voluntad, por encima de los intereses de la sociedad y de su pueblo, ya es famoso Quintana Roo a nivel mundial por la agresividad de las mafias de taxistas, los abusos en la zona hotelera, los accidentes por el exceso de velocidad de los emperadores del volante, los taxistas son los primero que – por ser el sector mejor organizado – venden sus favores a los candidatos en turno, los comprometen o sabotean si es el caso en los procesos electorales, son los que transportan a los electores para votar por tal o cual candidato, ni el Estado ni México menos la sociedad les importan, así ha sido desde siempre, el día de la votación los acarreos son su fuerte y no es solo privativo del Estado, ese fenómeno se repite a lo largo y ancho de la geografía mexicana pero las agresiones y su resistencia a la competencia y a la llegada de aplicaciones como UBER o DIDI, han costado vidas humanas y agresiones a turistas – por más que a todos convenga ocultarlo – por el bien de todos y del destino turístico no hacerlo así cuesta a todos.
El tema de los moto taxis en Cozumel recientemente, coincide en el fondo como el de UBER y el de DIDI y todas las aplicaciones de ese tipo, los taxistas han intentado presionar a la gobernadora, una gobernadora tranquila decente y hasta tolerante pero no se confundan, no por ello enérgica, Mara Lezama, ha demostrado que nunca le ha temblado la mano ni le tiemblan las rodillas para hacer su trabajo y cumplir a la sociedad y quien la conoce sabe que no es bueno estirar la liga porque su carácter tiene límite y no es una mujer que se deje ni manipular ni intimidar, curiosamente esa tibieza fue más frecuente en gobernadores varones que en ella como dama.
La amenaza y las presiones siguen presentes, se manifiestan de vez en vez que se presente la oportunidad, sube de nivel la presión y luego baja, pero todos saben que ahí está y, es el juego perverso desde las mafias sindicales.
Pero siguen sin entrar en el transporte las aplicaciones y plataformas internacionales en perjuicio de los turistas y la ciudadanía. Los precios del transporte y los abusos y mal servicio continúan, sus amenazas y abusos a los que están acostumbrados impunemente los liderazgos de taxistas, ignoran que sin darse cuenta los pueden poner en orden sin aspavientos con inteligencia y al amparo de la Ley así es como se gobierna, con inteligencia, tolerancia y energía, sin confrontaciones pero siempre en beneficio de los ciudadanos.
No hay que abusar de la bonhomía de la gobernadora quienes la conocemos, haríamos una recomendación, Mara se sabe enojar cuando es necesario, pero sabe más resolver, ganar e imponer orden sin despeinarse, no la provoquen.
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