La regla de veneración y acatamiento a nuestra Carta Magna, llevó a constituir ello en costumbre entre las diversas autoridades que nos gobernaron; se transmitían de sexenio en sexenio, creando con ello el derecho consuetudinario. Los actos de gobernanza que realizaban nuestras autoridades se imitaban por quienes proseguían. Así, la observancia de esos ritos de respeto a la ley engendró la tradición política y social. Hasta que llegó el neoliberalismo y la Cuarta Transformación de la Nación.
Las condiciones de gobernanza anteriores de esas épocas, hacían posible el respeto a la ley. La seguridad y la justicia fueron base para el desenvolvimiento de humos de buen derecho. El ambiente político del neoliberalismo y de esa “supuesta” transformación de la República modificaron substancialmente la forma de pensar de la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México y, por consiguiente, influyeron para mal en la aplicación del derecho y en el desenvolvimiento de las instituciones creadas para procurar e impartir justicia en éste suelo Patrio.
La historia nos ha enseñado que desde que nuestros hermanos lucharon en la Revolución Mexicana contra la desigualdad, tiranía, prepotencia, inaplicabilidad de la ley e injusticias, se impuso un respeto y subsistencia en igualdad y justicia por medio de las armas. Así se fue dibujando nuestra Suprema Ley.
Andrés Manuel López Obrador debería de saber y comprender que la lucha por el derecho distingue no sólo la voluntad de cierto sector pensante de nuestro México, sino también la voluntad del pueblo. Debería también de estar al tanto de que esa lucha por el derecho no termina ni terminará con su forma de gobernar, a contrario sensu si aplicara y coadyuvara con esa lucha por la justicia saldría avante en su gobierno. Ello no acontece así, en virtud de no emprender una acción determinante para concluir con la narco-política.
Luis Cabrera lo dijo, en su conocida obra “La misión constitucional del ministerio público” y lo expresó con razón: “El derecho no es una idea lógica, sino una idea de fuerza”, éste pensamiento confirma el origen del derecho consuetudinario y bien valdría la pena que algún gobernante así lo entendiera.
La tradición, el espíritu y el contenido inserto en los artículos de la Carta Magna merecen que todos los mexicanos los respetemos. Para México es preferible optar por una lucha por el derecho, que por una lucha armada para que la autoridad respete la Ley.
¿Usted qué opina?.
Es cuánto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal
del Colegio Nacional de Abogados Foro de México.