No es la primera vez que en este espacio se aborda el tema del estado de salud de un mandatario mexicano.
Para citar tiempos recientes, tan sólo en el sexenio del panista Vicente Fox tal cuestión fue señalada tanto por malestares de su espalda como de su “cabeza”. Esto último puede ser una cita fuerte, pero la misma Rota del Vaticano marcó luego de que Fox solicitó la anulación de su matrimonio eclesiástico con Lilian de la Concha para casarse con Marta Sahagún; que el entonces presidente de México mostraba inconsistencias en su comportamiento mental, más sin embargo que esto no le impedía gobernar; por más sorprendente que nos pareciera a muchos mexicanos.
Luego, con Felipe Calderón el tema de su posible alcoholismo citado por muchos de sus cercanos colaboradores y hasta expuesto en la misma Cámara de Diputados por sus adversarios políticos apoyado en que un espacio interior de Los Pinos, fue remodelado a la llegada de Calderón como un espacioso para bar.
La salud del actual presidente mexicano no es tema novedoso. Desde el mes de Julio de 2015 fue sometido al retiro total de la glándula tiroides, aunque a los mexicanos se nos informó que fue sólo una extracción quirúrgica de nódulos en la tiroides.
Desde entonces no fuimos pocos los que advertimos la delgadez de Peña Nieto, la falta de brillo en su mirada y hasta la dificultad que a veces muestra en articular ideas y pronunciar palabras.
La cirugía de hace unos días para retirarle a Peña la vesícula como nos han informado, nos llama a preocupación. No porque el presidente de México en turno no pueda enfermarse como cualquier ser humano; sin embargo, él es un gobernante cuyas decisiones inciden directa e indirectamente en la vida de alrededor de al frente de casi 130 millones de mexicanos y tomarlas en condiciones de molestias físicas no debe ser lo más apropiado.
Para ser ciertos, todo indica que desde hace mucho tiempo quienes gobiernan el país no como un grupo sino como rivales, son Aurelio Nuño, jefe de la Oficina dela Presidencia; Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación y Luis Videgaray Caso, secretario de Hacienda.
El presidente Peña en definitiva ya no es el mismo de la campaña priista del 2012, ni el gobernante televisivo del Estado de México. El “mexican moment”, fue sólo mera publicidad.
Acta Divina…”No estoy inválido” advirtió el presidente de México tras su operación de la vesícula el viernes pasado.
Para advertir… ¿Y entonces cuándo empezará la transformación prometida para el país?
actapublica@gmail.com