Mauricio Carrera
Pienso, a bordo del avión, en aquello de “hedores de gástricos despojos”, que alguna vez leí en una novela decimonónica mexicana. Eso, hedores, es lo que alguien suelta de obstinada manera.
Dicen que mejor un pedo entre amigos que un cólico a solas, algo que con orgullo repiten los de esfinter relajado. ¿En serio no les da pena o deveras creen que despiden aromas dignos de perseguir con el olfato? Se les encuentra en el cine, en reuniones amistosas, en los aviones.
Confunden los espacios estrechos y públicos con lo privado de los retretes. Son agresivos con esa mezcla de olor fétido y tibio, asquerosos también, y además tienen las orejas calientes.