La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Ahora lo vulgar y ambicioso se justifica como clamor ciudadano
No cabe duda, la renuncia de Ricardo Mejía a la subsecretaría de Seguridad Pública, obedece, en lo absoluto, a su desmedida ambición por ser gobernador de Coahuila, lo de acabar con el ‘Moreirato’ es una mera pantomima.
Resulta, que el ahora candidato del PT, aceptó los términos de la contienda al interior de MORENA, incluso, la prensa especializada daba por hecho que Mejía sería el ungido para buscar la gubernatura, es el favorito de Andrés Manuel decían, sin embargo, al no resultar beneficiado, optó por esgrimir una serie de falacias que buscan justificar su decisión.
Al susodicho, se le olvida que había dejado su estado natal hace muchos años, para hacer carrera política en Guerrero, en donde fue diputado local por Movimiento Ciudadano, entonces, suponemos, no le interesaba mucho lo que ocurría en la norteña entidad.
Pero más allá de eso, con su indisciplina partidista, el rebelde sin causa apoya lo que dice combatir, es decir, su postulación lo único que logrará será quitarle votos al candidato oficialista, Armando Guadiana, para terminar, fortaleciendo a lo que tanto ‘aborrece’: el ‘Moreirato’.
Su candidatura, acabará siendo testimonial, las encuestas realizadas por el CEN morenista son claras: ocupa el tercer lugar de las preferencias dentro de lo que era su partido, alegar que no confía en ellas, es sólo resentimiento porque se creía el elegido.
La lección más importante para la 4T, es avizorar el escenario que se les puede presentar con las ‘corcholatas’ presidenciables: o trabajan bien el asunto (sin la inequidad hasta ahora vista) o tendrán una ruptura que puede convertirse en debacle.