La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
A este ritmo, el epitafio de los punteros será: ¡perdimos pollos!
El fenómeno político del ‘tapado’, no era una ocurrencia de la clase política en el cual surgió, tenía un objetivo claro: proteger (del golpeteo innecesario), al personaje que sería designado como candidato, ora a la presidencia de la República, ora a una gubernatura.
Por tal motivo, la decisión era dar a conocer al elegido, hasta el último momento que marcaba el calendario electoral, desde luego, había señales, pero, el manejo del timing era fundamental.
En este contexto, el principal riesgo que provocó el adelanto del presidente López Obrador, se ha concretado, las ‘corcholatas’ presidenciales de la 4T, están sometidas a un ‘fuego amigo’ que pone en riesgo su viabilidad como aspirantes.
En este caso, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, en su calidad de punteros, enfrentan un severo embate de sus adversarios (incluida la rivalidad entre ellos), que los tiene sumidos en problemas que pudieron ser evitados.
Los ‘cadáveres en el armario’ (reales y ficticios), del Canciller y la jefa de Gobierno, cobran vida y se convierten en un lastre que podría descarrilar sus proyectos.
No hay duda, por un lado, el tabasqueño se ajusta al modelo sucesorio histórico del priismo y, por el otro, al pretender innovar, trastoca las reglas básicas del esquema, lo que se refleja en las circunstancias descritas.
El mandatario, es un hombre avezado en las reglas no escritas, por lo cual, extraña dicho movimiento en falso, a menos que, la finalidad, sea fundir a los presuntos favoritos.