Eduardo Sadot
Radicado en el Estado de Nuevo León el hijo varón, del malogrado matrimonio Colosio-Rioja ha comenzado una carrera política bajo los colores de Movimiento Ciudadano, se entiende que el niño que apenas comprendía a su temprana edad la pérdida de sus padres, deberá tener recuerdos de su padre, candidato a la presidencia, asesinado en Lomas taurinas en la ciudad de Tijuana, seguramente, al paso de los años, se ha formado un criterio, nutrido de sus recuerdos de infancia, más los comentarios de primera mano de su abuelo y sus familiares cercanos, a ello habrá que sumar las anécdotas familiares, los innumerables recuerdos y pláticas de muchos que conocieron al Licenciado Luis Donaldo Colosio.
Guardadas las debidas proporciones, en el colectivo nacional, en la generación que conoció el asesinato del presidente estadounidense en 1963, pudiera verse un paralelismo entre el hijo de Luis Donaldo y el hijo de John F. Kennedy el pequeño John Fitzgerald Kennedy Jr. John-John quien, a diferencia de la dinastía Kennedy, se mantuvo distante de la política, hasta el trágico accidente aéreo en su avioneta, que le segó la vida, siendo aún muy joven.
A Luis Donaldo Colosio Riojas, también le ha tocado recorrer una vida dolorosa, lágrimas de orfandad en su infancia y adolescencia, en compañía de su almohada, que no pudo suplir nada la ausencia de sus seres más queridos, por más esfuerzos que hiciera su tía Hilda, la pérdida de sus padres primero, luego la de sus abuelos paternos, con quien se sabe mantuvo una estrecha relación, su participación en política alejado del PRI, parece que mantiene un triste recuerdo, a lo mejor alentado por la información o influencia de familiares y amigos, que se traduce en aversión al instituto político que formó a su padre y a su abuelo, que de joven en formación, se justifica, de adulto no. Seguramente su decisión de no participar en política bajo los colores del PRI, responde al desprestigio que ha cubierto a ese instituto político. Las circunstancias que rodearon el magnicidio de Colosio, como el caso de Kennedy, siempre dejan cabos sueltos que abren la puerta a especulaciones. No necesariamente se puede hacer fácilmente eco de la campaña de desprestigio del PRI, para descarrilar el regreso al poder de ese Partido, campaña que recientemente, ha encumbrado a otros partidos hasta la presidencia, construyendo la transición de un sistema de partido hegemónico al de la alternancia, que dependiendo de las elecciones del veinticuatro, veremos si se consolida, siguiendo esa lógica de alternancia, ahora le tocaría a Movimiento Ciudadano y, en esa línea lógica, ése Partido (MC) habría de escoger con esmero a su abanderado. El líder moral de Movimiento Ciudadano, se ha manifestado en el sentido de competir solos para el veinticuatro.
Lo que sí es de esperarse, y no tardará en darse seguramente, honrando sus raíces y formación humanista, es que el hijo de Luis Donaldo Colosio, aclare su postura respecto al asesinato de su padre, que si bien fue el principal damnificado, la muerte de su padre caló profundamente en el sentimiento colectivo de los mexicanos, dañó a su propio Partido el PRI, y a muchos priístas que conocieron a Luis Donaldo y que continúan en ese instituto político, las declaraciones del presidente del PRI sobre la herencia política de Luis Donaldo a su hijo, lejos de ser una agresión, como ha sido expresado, impulsiva y vehementemente por el presidente de Movimiento Ciudadano. Es una realidad objetiva, al hijo de Luis Donaldo no necesariamente lo conocen ni lo ubican físicamente en todo el país – salvo una parte de mexicanos y el público especializado – eso sí es una realidad, pero por el nombre, igual al de su padre sí lo reconocen. Haría falta una aclaración de Colosio Riojas, en el sentido de su decisión de competir bajo otros colores partidistas, y se vale, en uso de su libertad, pero tampoco se pueden soslayar los colores bajo los cuales Luis Colosio Fernández y Luis Donaldo Colosio Murrieta, se encumbraron en su carrera política. Sabrá transitar con madures y respeto en la frágil frontera de ambos partidos, con lo que confirmaría el conocido dicho popular “de casta le viene al galgo” o se perderá en el laberinto de las influencias de juventud, para bien o para mal. Pero también son otros tiempos, es otro PRI, otro país y las condiciones actuales también son otras, Colosio Riojas tiene tanto el derecho como hijo de quien es, a usufructuar el nombre de su padre, como el PRI tiene tanto derecho de reclamar la figura de un personaje como Colosio Murrieta, que se formó y dedicó en vida y muerte al PRI. Pero tampoco se puede dejar al imaginario colectivo, que el motivo por el cual Colosio Riojas contendiera bajo los colores de otro Partido, haya sido tácitamente, por culpar al PRI de la muerte de su padre y con ello se abone a la destrucción del Partido que formó y encumbró a sus ancestros, parece necesaria un aclaración serena y objetiva, del mismo Colosio Riojas, que seguramente, si lo hace, acabará especulaciones, con lo que acreditará su nobleza personal y reconocimiento al Partido de su padre y abuelo.
Una pregunta pendiente es saber si en algún momento, Colosio Riojas, ha tenido oportunidad de platicar con el presidente que fue amigo de su padre, el mismo que lo ungió como candidato y al mismo que lastimaron y le descarrilaron su proyecto nacional con el asesinato de Colosio Murrieta, sería bueno saber qué sucedió, si se dió o que sucedería si se diera y que importantes cosas sabrían ambos.
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