Muelle 1
Carlos Alberto Duayhe
Este arranque de actividades será más que entretenido y movido como bien se observa y documenta día con día, no sólo en la economía –control inflacionario, inversiones, deuda pública, infraestructura- sino al mismo tiempo en la gobernabilidad y la inevitable sucesión que trae a muchos con la atención puesta.
Por lo pronto el presidente Andrés Manuel López Obrador está más que empeñado en que se cumplan los tiempos de inicio de operaciones de la refinería de Dos Bocas, prevista el próximo 1 de julio con 170 mil barriles; el tren Maya, en diciembre entrante; el corredor transístmico, que incluye la conexión por tren, autopistas, zonas industriales en 303 kilómetros entre los puertos de Salina Cruz, Oaxaca, y Coatzacoalcos, Veracruz, que unirá en la ruta más corta a Asía con el este de los estados Unidos y Europa. Son sus proyectos centrales de infraestructura.
De paso, el gobierno federal tiene ante si mejorar en todos los sentidos educación, salud, seguridad, que requiere no sólo recursos, sino muchos talentos y compromiso con su proyecto, sobre todo en el último que sigue sin traerlas todas consigo.
Y lo más complicado e interesante: sabe que la inercia de su partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), lleva las de ganar en las elecciones del 2024, pero, encuestas internas aparte, quién de los ahora cinco enlistados tiene posibilidades y su visto bueno: ¿Claudia Sheimbaun? ¿Marcelo Ebrard? ¿Adán Augusto López? ¿Ricardo Monreal? ¿Gerardo Fernández Noroña?, éste último anotado y quien le solicitó con todo respeto al mandatario que ya no intervenga en el proceso.
Todos ellos están en movimiento.
Claudia, con muchos desatinos y más porque su partido perdió seis alcaldías en las últimas elecciones; lo del metro que la trae de cabeza y; una ciudad de 8 millones de habitantes envuelta en una metrópoli de más de 20 millones, más cuatro millones de autos, más agua, basura, seguridad, que todo lo que ocurra se hace un tsunami. Eso sí, es firme seguidora de lo que hace y dice su vecino en la Plaza de la Constitución.
Marcelo Ebrard, con gran conocimiento en la política, sabe que lo de la línea 12 lo tiene medio mermado y sin embargo aprovecha cuanto foro le permite expresarse y la forma de consolidar la cuarta trasformación, más lo que se considere en su momento si llega, aunque a saber qué tanto tiene la sonrisa del residente del zócalo.
Adán Augusto López, el tabasqueño, aprovecha cuanto foro, congreso, encuentro, visita, lo que sea necesario para que el pueblo lo conozca. Sabe su materia y se lleva de a cuartos con ya saben quién.
Ricardo Monreal hace lo propio, de plano no quiere las encuestas para determinar candidato, sino que Morena, en asambleas, foros, convenciones, congresos, puedan exponer en igualdad de circunstancias sus proyectos y posibilidades.
Gerardo Fernández Noroña siempre está bien informado. El carácter no le ayuda mucho y luego se anda peleando hasta en la calle. Sin embargo, su experiencia le permite saber que sigue inmerso en esta contienda.
La oposición, bien gracias. Ni el PRI, ni el PAN ni el PRD ni Movimiento Ciudadano tienen mucho que ofrecer, salvo que consiguieran un candidato externo, ajeno sus tantos intereses y si aceptasen, lo cual estaría por verse.
Juan Ramón de la Fuente, Ana María Cetto, Esteban Moctezuma, quien siempre cae de pie, entre candidatos de la ciudadanía.
Atraques:
1. La reforma fiscal está fuera de la agenda presidencial, aun cuando requiera el gobierno recursos extraordinarios de los impuestos. Además es tal el centralismo que la federación se lleva el 90 por ciento de lo recaudado; 7 por ciento los estados y cuando mucho 3 por ciento los municipios.
2. Hoy lunes se reanuda el juicio de Genaro García Luna ante la corte de Nueva York. Según los corresponsales el viernes se suspendió debido a que uno de los jurados tenía boleto a un juego profesional de basquetbol. Quizá fue el pretexto ante un expediente de un millón de fojas.
3. Marcelo Ebrard sí tiene razón en que ya se frene el flujo de armas de Estados Unidos a México, armas por cierto de muy alto calibre que se utilizan sin ton ni son en muchas partes del país y que enlutan a familias, incluso de inocentes. Estados Unidos no dice ni no ni sí.