Heredera de grandes pianistas de la historia universal y recordada como una prodigio del teclado, cuya versatilidad abarcaba tanto el repertorio barroco, contemporáneo y mexicano, el trabajo de quien, además, fuera la primera mujer en dirigir el Conservatorio Nacional de Música (CNM), no es tan conocido. Sin embargo, fue piedra angular en la difusión de importantes compositores de nuestro país, empezando por Carlos Chávez.
Coincidieron el investigador de la Fonoteca Nacional de México, Theo Hernández, y el pianista Tonatiuh de la Sierra, al ofrecer una sesión de escucha del archivo personal de María Teresa Rodríguez, en el contexto de las actividades que el CNM, instancia educativa del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), realiza para celebrar el centenario del nacimiento de la concertista mexicana.
Durante el evento y charla, De la Sierra, hijo de la pianista, anunció que el material de la sesión se quedará en el acervo del CNM para consulta de los alumnos: el Trío Op. 11 para clarinete, chelo y piano, de Ludwig van Beethoven; el Concierto para clavecín, flauta, oboe, clarinete y violín, de Manuel de Falla; el Concierto para piano, núm. 2, de Johannes Brahms, y el Concierto para piano, núm. 1, de Piotr Ilich Chaikovski, todos realizados durante el Festival Cabrillo, bajo la dirección de Carlos Chávez.
Para Theo Hernández, “ella fue muy laureada, pero las generaciones más jóvenes no la conocen. Además, tenía una especial visión y conciencia sobre la importancia de difundir el repertorio mexicano. Ella se abocó a hacer las grabaciones para discos con música de compositores mexicanos, principalmente de Carlos Chávez. Quizá por ello no tenemos este otro enorme repertorio que abarca.
“Lo que falta, dijo en entrevista, es hacer llegar su material a las plataformas digitales, para ello se necesitan los permisos. Sin embargo, todo el material que la maestra facilitó a la Fonoteca ya está digitalizado y cualquiera lo puede consultar. En su momento, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), editó un álbum cuádruple con grabaciones en vivo, pero no son ediciones comerciales”.
El especialista agregó que “México ha tenido grandes pianistas y la mayoría han sido mujeres; por ejemplo, tenemos a Angélica Morales, pero la maestra Morales no tuvo el repertorio amplísimo que manejaba Rodríguez, ni ese apoyo a los compositores.
“Su labor en el taller de Carlos Chávez, tocando el repertorio que en ese momento llevaban los alumnos, fue tan valioso, porque gracias a eso tenemos una generación de compositores como Mario Lavista o Héctor Quintanar; incluso, con aquellos que no estaban en el taller, como Rodolfo Halffter, quienes escucharon por primera vez sus obras con ella al piano.
En la actividad, realizada en el Conservatorio Nacional de Música, consideró que “su versatilidad era asombrosa: Es importante tener en cuenta que un estilo musical requiere una forma particular de interpretarse, por ejemplo, quien interpreta barroco alemán no necesariamente sabe interpretar a Mozart.
“La capacidad técnica y de compresión musical de María Teresa Rodríguez era de espantar, porque abarcaba desde piezas barrocas hasta contemporáneas con la misma fluidez y dando, a cada una, la característica propia. No cualquiera”.
De acuerdo con Tonatiuh de la Sierra, sería ideal publicar discos con el material de la maestra, esto con la intención de editar lo que existe en la Fonoteca y poder difundirlo: “Mi mamá siempre estuvo muy preocupada y ocupada en difundir el repertorio mexicano a través de conciertos en vivo.
“Existen grabaciones de conciertos donde ella abarca este otro repertorio, tanto barroco como contemporáneo, pero no están editados. Quizá un proyecto integral podría contribuir a que se difunda”.
Heredera de Liszt y de la gran pianista Anna Esipova
“Ella fue alumna de Antonio Gómez Anda, alumno de Manuel M. Ponce y de Martín Krause, el gran discípulo de Franz Liszt. Ella tiene una escuela que deriva de Liszt, pero la cosa no queda ahí”, detalló Hernández.
“También fue alumna del pianista ruso-americano Alexander Borovsky, quien la invitó a sus clases después de escucharla y con quien trabó una gran amistad. Hay que recordar que Borovsky fue alumno de Anna Esipova, uno de los grandes pilares de la docencia pianística mundial, una gran pianista, además de esposa y alumna de Teodor Leszetycki, el fundador de la escuela rusa, y fue también maestra de Sergei Prokofiev.
“Por donde se le vea, tiene una técnica impresionante y sólida. Esa técnica la puso al servicio del repertorio que cubre desde Johann Sebastian Bach hasta los compositores mexicanos, con especial énfasis en compositores jóvenes”.
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