Dicen que se pasea entre nosotros, que se regodea con nuestras desgracias, puede ser en el cuerpo de un príncipe o de un mendigo, te da la mejor sonrisa pero en realidad él es la raíz de tus desgracias; el peor error que han cometido muchos, es pensar que no existe, pero esa es su mejor estrategia.
Hace no muchos años, en México menos de 18, por un momento la gente vio su rostro, y por un instante supieron que ahí estaba, lo vieron, fueron conscientes de su existencia, y como pueblo de bien, corrieron a intentar destruirlo, acabarlo, exorcizarlo para siempre. Pero él, astuto, milenario, supo volver a esconderse y mutar, se volvió de otro color, del rojo paso al azul, para lograr que la gente lo olvidara, que volviera a pensar que no existe, total, siempre habrá nuevas generaciones a quienes engañar, jóvenes almas que comprar con migajas, él siempre le apuesta al tiempo, al olvido a la desmemoria.
Ahora vuelve a dominar, a destruir, sabedor de su poder, de nuestra debilidad, utiliza todo lo que está a su alcance para lograr sus metas.
Arrasa con todo, corrompe, para matar toda esperanza, para que la gente que aun quiere luchar contra su poder e influencia pierda el ánimo, no hay batalla que no luche, no ha frente que no castigue.
Sus estrategias son cada vez más complejas, más difíciles de identificar, con todos sus años de experiencia sabe que siempre hay que actualizar, que siempre habrá generaciones a quienes controlar, el mayor error de sus enemigos es no pasar la información de generación en generación, de manera que él puede dominar a los jóvenes pues los viejos ya no están y no los prepararon para enfrentarlo.
El mayor engaño de nuestro diablo hacernos pensar que no existe pero ahí está, latente, vigilante, dominante, su nombre, sistema político mexicano.
Háblale a cada joven de él.
Y a los extraterrestres un consejo, infórmense, después opinen.
Jorge A. Barrientos