Con el inicio de un nuevo periodo legislativo en México, regresa la discusión sobre la regulación para el consumo de tabaco y los productos alternativos al cigarro tradicional, un tema pendiente que busca mayores avances en materia de salud pública.
Como sucede en otros países, en México las alternativas libres de humo -como los vapeadores o los dispositivos de tabaco calentado- no se han regulado, a pesar de que gobiernos como Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido, Canadá y Nueva Zelanda, entre otros, reconocen que su comercialización puede favorecer a la reducción del consumo de cigarrillos entre los millones de adultos fumadores.
Incluso, agencias sanitarias internacionales, tales como la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), el Instituto Japonés de Salud Pública, el Instituto de Salud Pública del Reino Unido y el Instituto Federal de Alemania para la Evaluación del Riesgo, entre otras, han realizado estudios científicos exhaustivos a productos como IQOS, un sistema de calentamiento de tabaco de la compañía Philip Morris International.
En julio de 2020, la FDA autorizó la comercialización de este como un producto de tabaco de riesgo modificado (MRTP); es decir, que tiene una menor exposición a químicos dañinos a comparación del tabaco convencional. Por ello, la tabacalera indica que a la fecha, cerca de 18 millones de usuarios en el mundo han probado IQOS y cerca de 13 millones de fumadores han logrado dejar por completo el cigarro.
Si bien las autoridades sanitarias y gobiernos de todo el mundo señalan que estas alternativas no están libres de riesgo, también reconocen que estos productos y sistemas sin combustión representan una mejor opción para los fumadores en comparación con el cigarro convencional y que su comercialización es un paso más en los objetivos internacionales por conseguir un futuro sin humo.
Asimismo, en Nueva Zelanda, por ejemplo, inicialmente prohibió el uso de vaporizadores, pero tras un análisis decidieron incluir esta regulación en la política públicas con miras a ser uno de los países libres de humo para el 2030; mientras, en Estados Unidos también llegaron a la misma conclusión y consideraron que un producto como IQOS reduce significativamente la exposición a los tóxicos del humo.
Especialistas en la materia señalan que además de una campaña pública de orientación que incluya información precisa sobre las alternativas al cigarro y modificaciones a la Ley General para el Control del Tabaco, legisladores y autoridades deben priorizar la libertad de elección y la protección a la salud como uno de los derechos que debe proteger y garantizar el Estado; y dejar de lado la prohibición, que desencadenaría una serie de condiciones para el crecimiento del mercado negro, la evasión fiscal y el acceso a menores de edad a estos productos.
Por otra parte, la industria estima que la regulación de vapeadores, cigarros electrónicos y sistemas de tabaco calentado beneficiará a cerca de 15 millones de fumadores que hay en México, al representar una opción menos nociva por ser libres de humo, la principal causa de las enfermedades asociadas con fumar.