CUENTO
Tiny siempre había sido una niña muy bonita. Ella era puro encanto. Todos los que la conocían qudaban fascinados por su persona. Pronto el tiempo pasó y esta niña creció. A Tiny le había llegado la hora para ir a la escuela secundaria.
En el primer dia de clases niños y niñas cayeron rendidos a sus pies, por su gran belleza física. Los días pasaron muy rápido, y en el trancurso de este tiempo la niña bonita se dio cuenta del poder queejercía sobre todos sus compañeros de clase.
Todos obedecían hacer cualquier cosa que ella les pedía. Tiny solamente tenía que hacer un ruido con sus dedos y enseguida todos se acercaban corriendo hacia ella para empujarse y pelearse para poder servirle.
-¿Quién quiere hacerme la tarea? -les preguntaba.
-Yo. Yo. Yo…- respondían todos, entre jaleos de camisas y manotazos. Todos luchaban por ganar tan ansiado placer de poder servirle a la princesita bella.
El tiempo se fue muy rápido y el primer año de Tiny en la escuela secundaria se terminó. La escuela cerró sus puertas… Las primeras vacaciones habían llegado.
Los días sin escuela pronto se acabaron; nuevamente era hora de volver a clases. Este era el segundo año que a tiny le tocaba cursar.
Ese día, cuando ella hizo acto de presencia en la escuela, al verla, ¡todos se quedaron todavía mucho más hechizados por su belleza!
Los jovenes del tercer año, que ya habían empezado a tener plena conciencia sobre sus sexualidades, no dejaron de mirarla de manera lasciva.
-¡Qué buena te pusiste! – le susurró uno, cuando se cruzó junto a ella.
-Mamacita, ¡qué ricos pechos te crecieron! -le dijo otro.
Tiny, a pesar de que su cuerpo se le había empezado a desarrollar por fuera, por dentro su espíritu seguía siendo el de una niña. Pero no tardaría mucho tiempo para que esto cambiase por completo.
Solamente unos meses bastaron para que la niña con cuerpo de mujer puber se tornase en alguien completamente diferente. De la noche a la mañana ella hizo cambios en todo su aspecto. De un día para otro todo su rostro se volvió irreconocible. Ella empezó a maquillarse de una manera exagerada, y le desingó un color a cada día de la semana.
Los lunes se pintaba los labios de color negro, dizque por ser día de luto. Los martes de color morado intenso. Los miércoles de color blanco. Los jueves de color fucsia, y los viernes , dizque por ser día de resurrección: de color rojo intenso.
Tiny, a pesar de parecer un payaso con tanta pintura sobre su rostro, seguía siendo bonita, pero no como antes. De la noche a la mañana todo el encanto que ella desplegaba sobre todos sus compañeros de clase parecía haberse muerto. Al parecer el hechizo de su belleza había caducado. Nadie le prestaba ya atención, ya nadie corría a obedecerle, como en el primer año. Definitivamente algo había cambiado, ¡pero qué!
La joven no sabía que nada dura para siempre, y que ella, en vez de esforzarse por ser una buena estudiante, se había aprovechado de su efímera belleza y popularidad para sacar provecho de los demás.
FIN.
ANTHONY SMART
Enero/26/2017 8:08 p.m.