Redacción MX Político.- Niño de Elche y el Coro Acardenchado unieron fuerzas para celebrar los 20 años del Centro Cultural España en México en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris en una presentación caracterizada por la experimentación, el cruce de géneros y la actualización de tradiciones musicales como el flamenco y el canto cardenche.
Dirigido por Leika Mochan y el propio Villa, el Coro Acardenchado estuvo integrado por 12 mujeres y seis hombres que experimentaron con la voz, no sólo cantando armonías del canto tradicional cardenche sino también con onomatopeyas, con el cuerpo como un instrumento percusivo y con atmósferas que generaron a partir de las diversas intensidades vocales.
Asimismo, supuso un ejercicio performático en donde sus integrantes se desplazaron a lo largo del escenario, extendiendo las posibilidades del espacio sonoro y arquitectónico; a menudo, materiales cotidianos como mangueras invitan a repensar la noción de instrumento musical, toda vez que cualquier objeto se convierte en uno.
El juego de luces y sombras aunado a las voces melancólicas del Coro Acardenchado evocaron el carácter desértico del canto cardenche, especialmente a Los Cardencheros de Sapioriz, quienes recientemente perdieron a uno de sus integrantes más longevos, Fidel Elizalde, en junio pasado.
Los balcones fungieron como ventanas en donde de vez en vez los acardenchados salieron a entonar bellas melodías a tres voces a las que les siguieron líneas vocales sincopadas con temas que versaban sobre la tristeza y la pérdida.
“Yo Ya Me Voy a Morir a los Desiertos”, melodía popularizada por los Cardencheros de Sapioriz, fue el momento más álgido de su presentación, en una versión en donde las modulaciones vocales sirvieron como atmósferas que acompañaron a la voz protagonista.
“Esta es una noche muy especial para nosotros; queremos agradecer profundamente la invitación que nos hizo el director David Ruiz Prizuelos, gracias también a la secretaria de Cultura de la Ciudad de México, Claudia Curiel de Icaza y al Sistema de Teatros [de la Ciudad de México], y a su director, Ángel Ancona”, destacó Juan Pablo Villa.
“Por supuesto, también agradecemos al Niño de Elche. Es un privilegio y un honor compartir esta velada”, dijo.
Tras una hora y media de experimentación y un sentido lúdico en el que transitaron géneros como el son jarocho y la música norteña, además del canto cardenche y sus hibridaciones, la agrupación de despidió entre aplausos del Teatro de la Ciudad que lució lleno.
Unos minutos antes de las 21:00 horas, Francisco Contreras salió con una vestimenta informal, la cual se fue despojando hasta quedar con el torso desnudo para, eventualmente, vestirse de gala para la ocasión.
Un piano y una guitarra española acompañaron al autonombrado antiflamenco en una serie de temas caracterizados por el paso libre entre el flamenco, el rock, el drone y la improvisación libre.
“Muchas gracias público inteligente. Antes de continuar con esta presentación quiero dar las buenas noches, gracias por acudir al rito del teatro. Es un placer pisar esta maravillosa ciudad. La primera vez que pisé este teatro fue con Angelica lider. Y qué mejor que regresar con la promesa de que se aparecerá el fantasma de Esperanza Iris”, bromeó.
“Los flamencos estamos muy acostumbrados con fantasmas porque siempre cantamos con los muertos a las espaldas. Pero, más allá de la alarma amistosa, estamos agradecidos de presentarnos en la programación del Centro Cultural España que cumple 20 años, y por supuesto también gracias al Sistema de Teatros”, puntualizó.
El cantante detalló que su recital consiste en un canto heterodoxo en el cual se hace un repaso de sus obsesiones en los últimos años; bajo el nombre de Antología del Canto Flamenco Heterodoxo (2018), Contreras desmenuzó la mayoría de los temas que componen aquel álbum doble que en su tiempo le valió críticas elogiosas.
“Es un honor cantar después del Coro de Juan Pablo Villa. Nos sentimos hermanados a su sentido político y colectivo”, enfatizó.
Las notas morosas del piano anunciaron la llegada de “Prefacio de la Malagueña de el Mellizo”, a la que le sucedió el redoble de tarola de “Saeta del Mochuelo con la Mariana Seguido de Plazoleta de Sevilla en la Noche del Jueves Santo”.
El hombre robusto de 37 años a menudo se levantó de su silla para entonar su adaptación del cante jondo con flexiones vocales libres que lo acercan a la música contemporánea; incluso, la guitarra se sumó a la experimentación al ser tocada con un arco de violín, dotando al concierto de un cariz cercano a los recitales de noise.
“Los flamencos tenemos una virtud: nos sabemos apropiar de todo. Somos realmente los cabezas en lo que se suele llamar apropiación cultural. Somos creados a partir de la apropiación de otras culturas. Es España tenemos muchas apropiaciones, como el caso de la zarzuela”, dijo.
“A mí me gusta la idea del cantaor que canta zarzuela, para desmitificar la idea del flamenco como una música pura. En realidad, es una de las músicas más bastardas que existen, por suerte”, indicó.
Previo a la interpretación de “El tango de la Menegilda”, el cantante destacó la cercanía que tienen ciertas expresiones del flamenco con las clases bajas y su crítica a la burguesía.
“Fandango Cubista de Pepe Marchena” ejemplificó el tono lúdico y socarrón de la propuesta de Niño de Elche, y sirvió de una crítica poscolonial y a la vez una apuesta por la renovación de la tradición musical española.
“El flamenco es un campo de sentido, forma estética de abordar ciertas prácticas artísticas con mucho contenido social, identitario y de género. Cuando yo empecé a hacer este disco, pensé en incluir otro tipo de flamenco, uno de forma foránea”, señaló Niño de Elche.
Las actividades de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México se pueden conocer en su página oficial (https://cultura.cdmx.gob.mx/), en la Cartelera Cultural de la Ciudad de México y a través de sus redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.
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