Los Países Bajos detuvieron el domingo la extracción del mayor yacimiento de gas de Europa, lo que provocó terremotos que han sacudido a los residentes locales durante décadas y amenazan con persistir.
Sin embargo, las autoridades mantienen abiertos 11 pozos de extracción en el yacimiento de gas de Groningen un año más, en caso de un invierno severo, antes de cerrar definitivamente sus puertas en un contexto de tensiones geopolíticas.
Las personas que viven cerca del sitio, inaugurado a principios de la década de 1960, se han quejado durante más de 20 años de estar aterrorizadas por terremotos atribuidos directamente a las operaciones de perforación.
La población local había estado experimentando terremotos de baja magnitud cerca de la superficie causados por bolsas de vacío formadas durante la extracción de gas, que causaron daños generalizados a viviendas y otros edificios.
Los residentes recibieron con agrado la noticia en 2018 de que el campo se cerraría, pero los expertos advirtieron que los terremotos podrían continuar durante años.
Aunque la extracción de gas del campo se ha reducido casi a cero en los últimos años, el gobierno mantuvo el sitio operativo debido a las incertidumbres energéticas globales provocadas en gran medida por la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
«Un número enorme de personas en la provincia sufre problemas psicológicos debido a la extracción de gas», dijo a la AFP Jan Wigboldus, presidente de una asociación que representa a la población local.
Muchos también han quedado atrapados en la burocracia y han recibido sólo una pequeña compensación.
Un informe de una comisión parlamentaria de febrero acusó a las autoridades holandesas de haber prestado «apenas atención a los riesgos a largo plazo» mientras la extracción se realizaba con éxito, añadiendo que el gobierno tenía la obligación moral de remediar la situación.
Según Shell, a lo largo de los años se han extraído del yacimiento alrededor de 2.300 mil millones de metros cúbicos (81.223 mil millones de pies cúbicos) de gas.
El gas de Groningen generó unos 429 mil millones de euros (450 mil millones de dólares), ajustados a la inflación, entre 1963 y 2020, el 85 por ciento de los cuales fueron a las arcas estatales.
Desde hace meses, montañas de escombros de tuberías viejas han cubierto el lugar desde secciones del campo ya desmanteladas.
Muchas casas en el área de Groningen han sido renovadas o reconstruidas para incorporar estructuras resistentes a los terremotos.
El primer ministro holandés, Mark Rutte, afirmó el viernes durante una visita al lugar que decenas de miles de niños viven en una situación terrible en la región, según la agencia holandesa ANP.
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