París, la ciudad de la Torre Eiffel y de sueños audaces, se alista para su primera Olimpiada en un siglo con un inicio que promete ser inolvidable. Este viernes, la capital francesa inaugura los Juegos Olímpicos con una ceremonia sin precedentes, marcada por un despliegue impresionante a lo largo del río Sena, que incluso el presidente Emmanuel Macron consideró inicialmente una idea «loca y poco seria».
El evento inaugural, que se desarrollará en la vasta extensión del Sena, promete ser la más elaborada en la historia olímpica, marcando el comienzo de 16 días de competiciones. Cada rincón de París acogerá algún aspecto de los Juegos, transformando la ciudad en un epicentro de deporte y cultura.
Tras dos ediciones olímpicas afectadas por la pandemia, la celebración en París se presenta como un regreso audaz. La combinación de deportes con la elegancia y la cultura parisina tiene el potencial de revitalizar el interés en los Juegos, especialmente entre las audiencias jóvenes que tienen muchas opciones de entretenimiento.
El canciller alemán Olaf Scholz ha permitido que Ucrania utilice armas suministradas por Alemania para atacar territorios rusos cercanos a Járkov, lo que marca una escalada en el conflicto. Mientras tanto, en París, el desafío es garantizar la seguridad de los 10,500 atletas y millones de visitantes en un contexto global tenso.
El evento olímpico destaca por su compromiso con la igualdad de género, siendo la primera vez que los Juegos contarán con un número casi igual de hombres y mujeres competidores. Este avance busca alinear los Juegos con el mundo post-#MeToo.
Además, París se ha comprometido con la sostenibilidad. Muchos de los recintos deportivos son temporales para evitar los errores de ciudades anfitrionas anteriores que construyeron instalaciones sin futuro uso. La ciudad también aspira a reducir su huella de carbono en comparación con Londres 2012 y Río 2016.
La ceremonia de apertura, dirigida por el galardonado director de teatro Thomas Jolly, transformará el centro de París en un escenario al aire libre que destacará la historia y cultura francesa. Se espera que cientos de miles de espectadores se congreguen a lo largo del Sena para presenciar el desfile de atletas en embarcaciones.
El evento también ha generado preocupación por la seguridad. Con un perímetro de no vuelo de 150 kilómetros alrededor de París y una amplia presencia de fuerzas de seguridad, la ciudad busca proteger el evento de posibles amenazas. Las críticas han surgido por el uso de tecnología de vigilancia avanzada y el impacto en la vida cotidiana de los parisinos.
La competencia de surf en Tahití y el esfuerzo por limpiar el Sena son ejemplos del impacto global y local de estos Juegos. Con un presupuesto estimado en 9 mil millones de euros, de los cuales más de la mitad provienen de patrocinadores y ventas de boletos, París está en camino de ofrecer una experiencia olímpica que espera dejar una huella duradera.
A medida que la ceremonia de apertura da inicio, la Ciudad de la Luz se prepara para recibir a atletas de todo el mundo, incluyendo a estrellas como la gimnasta Simone Biles y el baloncestista Victor Wembanyama.
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