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Jaime Flores Martínez
Miércoles 13 de julio del 2022.- Parcialmente maniatado por sus propios abrazos, el presidente Andrés Manuel López Obrador comenzó a sentirse acorralado.
Y es que la estrategia presidencial utilizada para combatir la violencia, se estrelló de frente contra la iglesia católica que —dicho sea de paso— es la única capaz de bajarlo de su nube.
Mas claro: la iglesia tiene más seguidores y más capacidad de manipulación.
Cierto que los detractores de AMLO lo tunden a placer por la imparable violencia, aunque no hay duda que el asesinato de los dos sacerdotes jesuitas el 20 de junio puede interpretarse como un golpe en las rodillas del presidente.
Tan mal parado quedó el presidente luego de acusar a la iglesia católica de ser “hipócrita” al quedarse callada al registrarse aquellas masacres ocurridas durante la gestión del panista Felipe Calderón.
Aunque AMLO acostumbra decir lo que piensa, hasta quien tiene una pizca de raciocinio sabe que el presidente comete un grave error al protagonizar un encontronazo con la Iglesia.
Los sabios afirman que la iglesia católica ejerce “el método de control social por excelencia en México”.
Esto quiere decir que la grey católica es manejada a placer por los ministros de culto (los sacerdotes) y por ello el presidente debe entender que es mejor tenerlos de su lado.
La muerte de los padres jesuitas Javier Campos y Joaquín Cesar Mora a manos de la delincuencia, amartilló la exigencia social para que el presidente deje de lado su estrategia de “abrazos, no balazos”.
Mientras que el lunes 4 de julio, el presidente acusó que los conservadores “quieren echarnos encima a la iglesia”, ese mismo día la revista Proceso daba cuenta del “Ya basta” de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
López Obrador no puede culpar a sus adversarios de azuzar a la iglesia en su contra, si él mismo —con sus peroratas—se encarga de agredirla.
Quizá entendió que el golpazo de la iglesia lo dejó mal parado, que hasta intentó justificarse al referir que los soldados se enfrentaron un día antes con delincuentes en el poblado de Altar, en Sonora.
Allí hubo balazos, no abrazos, aunque alguien debe referir que esos delincuentes no eran integrantes del Cártel de Sinaloa.
Lilly
Por cierto, la senadora Lilly Téllez fue muy precisa al referirse al termino “hitleriano” utilizado por AMLO para referirse a Alazraky.
Al margen de su abierta tirria hacia el presidente, la senadora hizo gala del manejo del lenguaje al subir a su cuenta de Twitter:
“A Alazraky le dice “Hitler” y al Chapo “Señor”.
Positivo
Qué bueno que el gobierno federal mantiene los apoyos a Tijuana para garantizar la seguridad.
A principios de semana arribaron 400 elementos del Ejercito que relevan a igual número de miembros de las fuerzas armadas.
En este momento son mil los efectivos del Ejército y 2 mil de la Guardia Nacional que refuerzan la seguridad en Tijuana.
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