Luis Farías Mackey
Puede que sea el mundo que nos espera, pero puede también que muera pronto. Aunque, tal vez, con la misma humanidad.
No me extraña de Trump, pero sí de Vance, porque niega la película de su niñez, o tal vez aquella miente sobre su verdadera infancia.
Nadie merece el trato infamante y vulgar que ambos le dispensaron a Zelenski y al pueblo de Ucrania y a las decenas de miles de muertos en tres años de cobarde invasión. Trato que anuncia el que habrán de aplicar a cualquier iluso que, trás de él, ose pisar la oficina Oval en los próximos cuatro años, cuando menos.
Trump es un patán, no un jefe de Estado, y acredita, junto con López Obrador, que todo candidato a la primera magistratura de un Estado debe aprobar exámenes de salud mental.
Por otra parte, ningún pasante de la carrera de relaciones internacionales se hubiese negado a posar para una fotografía oficial en Washington bajo la pintura de Monroe, como lo hizo ver el Embajador Gutiérrez Canet, pero nuestros funcionarios y embajador mostraron su verdadera catadura, conocimiento y empaque posando sonrientes e ignorantes. ¡Inútiles!
No sé que está peor, que violenten todo el marco legal internacional y nacional para entregar como tamales a 29 peligrosos delincuentes, y no porque lo sean, sino por la forma; o que digan que la presidente ni se enteró y que su gabinete de seguridad es quien toma las decisiones en este país. Por otro lado, si no los cesó a todos de inmediato hay de dos: ella les ordenó lo dijeran para tratar de salvar su ya insostenible levedad de ser —La donna è mobile , Qual piuma al vento , Muta d’accento, E di pensiero…—, o ya no sólo no le consultan, sino ni la pelan.
¡No me ayudes compadre!, alegar que entregaron a los delincuentes casi por paquetería porque “el Poder Judicial de la federación estaba a punto de liberarlos”, es poner en manos de Estados Unidos el mejor argumento para hacer a un lado a toda la rama del Poder Ejecutivo en México. Jamás gobierno alguno se autocastró ante un gobierno avieso como el que hoy preside Trump. Pero peor que el de él, es el que nos gobierna.
¡Disfruten lo votado!