En la nota “Estados Unidos impone aranceles a las importaciones de acero y aluminio: consecuencias para la industria y el panorama del comercio internacional”, el Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques (CEIGB) del Senado de la República presenta un análisis sobre la reciente decisión del presidente estadounidense de gravar las importaciones de acero y aluminio, las reacciones internacionales que esto provocó, y el potencial impacto que su implementación práctica tendrá para ese sector económico y para los flujos comerciales internacionales en generar.
En un primer apartado, el documento comienza haciendo un breve recuento histórico de la importancia de la industria para Estados Unidos: “Desde principios del siglo XX y hasta la década de los sesenta, Estados Unidos fue el primer productor y consumidor de acero a nivel mundial, sin que ningún otro país siquiera se le acercara”.
No obstante, el estudio acota que, a partir de la década de los setenta del siglo pasado, “Europa y Japón comenzaron a alcanzar a Estados Unidos en términos de capacidad de producción instalada y de productividad”, lo que provocó un consistente incremento en las importaciones estadounidenses de ese bien desde entonces y hasta la actualidad.
Los investigadores del CEIGB señalan que la penetración de las importaciones en el mercado estadounidense del acero ha pasado de 15.4% en 1980, a poco más del 30% en los últimos años, registrando un máximo histórico de 34% en 2014. Esto a pesar de que “la evolución tanto de la producción como del consumo de acero en Estados Unidos se ha mantenido relativamente estable en las últimas dos décadas y media”.
Lo que significa que, desde 1980, “el acero fue perdiendo progresivamente su carácter de industria estratégica nacional para convertirse en una más sujeta a la doctrina a favor del libre comercio”. El estudio respalda esto con cifras, según las cuales en 1980 el volumen de acero comerciado internacionalmente era de “poco menos de 150 millones de toneladas”, mientras que antes de la crisis financiera de 2008, “el comercio internacional de acero ya había alcanzado la marca de 450 millones de toneladas anuales”.
Posteriormente, la investigación destaca el creciente papel de China en la industria del acero. No sólo el país asiático es hoy el principal productor de este bien a nivel mundial, sino que “produce 115 millones de toneladas más que los siguientes 19 países productores combinados. Planteado de otra manera, China produce 49% del total de acero a nivel mundial”
La nota de coyuntura del CEIGB apunta que los principales proveedores del mercado estadounidense a nivel mundial son, en orden descendente, Canadá, Brasil, Corea del Sur, México y Rusia. Por lo tanto, considerando que México y Canadá recibieron una exención de los nuevos aranceles, uno de los países más afectados por la medida será Rusia dado que recientemente se anunció también una exención temporal para las importaciones europeas, surcoreanas, brasileñas y argentinas.
De acuerdo con la investigación, la decisión de Donald Trump de otorgar exención a México y Canadá respondió a “’las circunstancias especiales que existen’ en referencia obvia al actual proceso de renegociación del TLCAN”. “La exención arancelaria para México, por lo pronto, significa que al menos 50 mil empleos que podrían haber sido potencialmente perdidos en la industria siderúrgica se mantendrán.
A pesar de esto, México no librará por completo algún impacto de la medida, en vista de la internacionalización de las cadenas productivas. Basta recordar que, del total del acero que se produce en el mundo, el 13% está destinado a la industria automotriz y que México utiliza acero importado de terceros países para fabricar automóviles cuyo destino es precisamente el mercado estadounidense, lo cual podría dar lugar a una eventual controversia.
En última instancia, el documento concluye que la implementación de la medida podría desatar una guerra comercial, “cuyas implicaciones irían más allá de los precios y puestos de trabajo en la industria del acero, pues contaminarían otros sectores e industrias”. A este estado de cosas conviene incorporar la confirmación, este fin de semana, de las tarifas impuestas a importaciones chinas, incluidas las de acero y aluminio, estimadas en al menos 60 mil millones de dólares.