Yo Campesino / Criminales
• Preocupa al ganso su cercanía con delincuencia desde hace décadas
*Miguel A. Rocha Valencia*
Cuando Cuauhtémoc Cárdenas llegó a gobernar la ciudad capital del país en 1997, en dos medios, uno local y uno nacional, se alertó sobre la llegada del crimen organizado a la jefatura de la policía Judicial, concretamente el cártel de los Arellano Félix asociado con el de Tepito que controlaba el contrabando y trasiego de drogas.
Se publicó en los diarios con tres días de diferencia que, con 10 millones de dólares, el grupo criminal con sede en Tijuana impondrían en el cargo a Jesús Ignacio Carrola Gutiérrez, quien poco antes fue director Operativo de la policía Judicial en aquella plaza bajacaliforniana.
Carrola Gutiérrez, no llegó solo y se hizo acompañar del comandante Guillermo Murrieta López, quien fue director del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas de la antigua Procuraduría General de la República y desde su nuevo cargo en la Judicial del DF controlaría al llamado cártel de Tepito como un grupo asociado a los Arellano Félix.
El gusto les duró una semana pues por su negro historial y evidencias de cual era en el fondo su misión, Jesús Carrola fue destituido junto con todos sus colaboradores donde se contaba a parientes que incluso estaban en la Judicial Federal.
En esos días el presidente del PRD era ni más ni menos que la chachalaca tabasqueña, pero más allá de la destitución, no se realizó ninguna investigación. Ya se sabe quién llegó a gobernar a la ciudad capital luego del ingeniero Cárdenas. Curiosamente Pablo Gómez sustituyó al caudillo en la dirigencia del partido en abril de 1999.
Y fue precisamente cuando era jefe de gobierno el ganso cuando en mayo de 2001, ejecutan a Guillermo Murrieta López muy cerca del parque Mundo E de Tlalnepantla y cuatro días después, secuestran en Polanco a Jesús Carrola junto con sus hermanos Marco Antonio y Miguel Ángel cuyos cadáveres atados y amordazados, fueron encontrados el martes 29 de ese mismo mes a bordo de una camioneta robada. Al primero le propinaron cuatro tiros .9mm en la cabeza y a sus consanguíneos dos a cada uno.
Poco antes también de tiros de nueve milímetros, fue ejecutado a dos calles de la PGR Luis Mario García el periodista que en el vespertino la tarde publicó un viernes “Ahí vienen lo Arellano Félix” así como el supuesto pago por la jefatura de la Policía Judicial capitalina que encabezaba Samuel del Villar. El domingo siguiente, con los mismos datos, lo publicó un diario nacional publicó, lo cual provocó el despido de Carrola Gutiérrez.
Como sucede en estos casos, ya en la administración del mesías tropical y con el expanista Bernardo Bátiz Vázquez de Procurador del DF a cargo de las investigaciones, no se llegó a ninguna conclusión, se “sospechó” ajuste de cuentas, se involucró a cártel Tepito, pero también al de Tijuana, el mismo que con el de Sinaloa armó la balacera en el aeropuerto de Guadalajara donde fue asesinado el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, justo dos años después, en mayo de 2003.
Y ya desde entonces los tepiteños aliados con otros grupos criminales se impusieron en la ciudad de México, gobernada desde 1997 por el miso grupo que hoy acompaña al caudillo de Tepetitán, para quien los delincuentes organizados no son desconocidos.
Por cierto, ahora que resurge el escándalo del banco HSBC a quien se multó con más de mil 900 millones de dólares al comprobarse que se prestó a lavar dinero entre 2006 y 2010 especialmente del cártel de Sinaloa y colombianos.
También curiosamente en esos años ahí se encontraba la cuenta en cual el profeta de la 4 T recolectaba dinero cuya procedencia no se supo ni se aclaró, pero que reconoció recibir el mismo prócer como aportaciones del “pueblo”. De ahí se cambió a una cuenta Banorte. Pero las principales tajadas llegaban, como se afirma en “El Rey del Cash”, en efectivo ¿Cuánto? Nadie sabe, pero en delegaciones de la CDMX se ordeñaba el salario de muchos “comisionados” para aportar a la “causa”.
Igual, coincidentemente, el tlatoani tabasqueño tiene como visita preferencial la sede del cártel de Sinaloa a cuyo líder llama a nombrar como “señor”, se respete a los criminales por ser personas, les construyó una carretera nueva que llega a las entrañas de territorio narco y a pesar de ser en esa zona donde se produce la mayor parte de fentanilo que se exporta a EU, da abrazos a la mamá del mayor narcotraficante reconocido nacional e internacionalmente.
Sólo son datos que ahí quedan como un corchete a las recriminaciones, acusaciones y pérdida de memorias que sufre la chachalaca de Macuspana, para quien como él dice, ni modo que no sepa quiénes son los criminales de este país a quienes agradece que secuestren, amenacen y se roben urnas en procesos electorales porque para él, “se portaron bien”.
Que se cuide, en una de esas le salpican el maltrecho plumaje.
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