DE FRENTE Y DE PERFIL
RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
¿La situación en la que se encuentra el PRI, es culpa realmente de Alejandro Moreno Cárdenas, su actual presidente o su declive viene provocándose con anterioridad?
El declive se inició con la fuga de la militancia en 1988, la corrupción imperante en los tres sexenios que le tocó encabezar desde entonces, la arbitrariedad de algunos de sus personajes claves y el no entender que los tiempos iban cambiando.
Sin embargo, para los disidentes del partido e incluso para algunos de sus dirigentes, toda radica en la pérdida de las diez gubernaturas que mantenía el PRI hasta antes de los comicios del 2021 y 22, a cambio de un solo triunfo, logrado en alianza.
Un grupo de ex dirigentes del partido y el coordinador de los senadores del tricolor se entrevistaron con el dirigente del partido para solicitarle su renuncia por los fracasos, a lo que Moreno Cárdenas se rehusó.
Los argumentos presentados fueron que, además de las pérdidas, se resaltaba los audios difundidos por el gobierno de Campeche, en los que se establecen presuntos actos de corrupción.
Sin embargo, detrás de esta petición se encuentra el juego de los senadores Miguel Ángel Osorio y Claudia Ruiz Salinas, mediante el que pretenden apropiarse de la dirigencia nacional del partido para sentar en ella al hidalguense y que sea este el que participe como cabeza del partido tricolor en los comicios de 2024.
Ambos senadores son los que más ofensiva desplazan en contra del campechano, argumentando que es necesaria la recomposición del partido con miras a mantenerlo bajo sus principios y que continúe siendo un contendiente electoral.
Osorio Chong y Ruiz Salinas son parte de la exigua bancada que encabeza el propio Miguel Ángel producto de la negligencia con la que se manejó al partido durante el sexenio pasado y que dejó solamente un senador de mayoría, Jorge Carlos Ramírez Marín y una lista de legisladores plurinominales, entre los que se cuentan Osorio y Ruiz.
Curiosamente Claudia formó parte de la dirigencia nacional priista que perdió la presidencia de la República y envió al partido hasta el tercer lugar de las preferencias electorales, con una ridícula bancada de senadores y diputados.
Y es que durante más de tres años que han fungido como legisladores, los ex secretarios del gabinete de Enrique Peña Nieto mostraron un perfil bajo en sus quehaceres senatoriales y se olvidaron del partido, hasta que les entró el gusanito de “rescatarlo” y ponerlo en forma para la contienda del 24.
No importa que Claudia como secretaria general del partido fuese parte de la monumental derrota del 2018, recibiendo de premio por el hundimiento del organismo político ser puesta como dirigente nacional del partido, mientras que Osorio Chong en compensación por no ser candidato presidencial recibió la coordinación de la pequeña bancada senatorial.
Ahora ambos senadores son los que aceleran la ofensiva en contra de la actual dirigencia del partido y aceleran a otros más para “rescatar” al PRI y volverlo competitivo para los comicios presidenciales del año 24.
La situación del PRI no sencilla, ya que lo alimentaron en los más recientes sexenios como un gran depredador de la economía mexicana y ahora resulta el partido más repudiado por los electores.
Con todo y ello, la marca continúa siendo válida y rescatando los principios que le dieron vida y marginando a todos aquellos que produjeron su caída, podría haber alguna alternativa.
El PRI se encuentra en una encrucijada, recibiendo golpes por todos lados, pero los que más le duelen, son los de algunos personajes que se nutrieron de la sabia del partido, acumularon grandes fortunas y ahora le voltean la espalda e intentan ser sus sepultureros.
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