Horizonte de los eventos.
El Instituto Nacional Electoral es la perla más preciada de nuestra vera Reforma del Estado, convocada desde la oposición de diciembre de 1987, por el Ing. Cárdenas y su movimiento democratizador -Porfirio e Ifigenia, en primer término.
Aunque el derecho histórico le corresponde a Manuel Bartlett -y en verdad, a las fuerzas más progresistas del país-, duela a quien le duela: En 1985, inició las Consultas Públicas Regionales para la Renovación Política Nacional, llamamiento del presidente Miguel de la Madrid.
Tema tan delicado, hablo del único presidente, sexenios antes y sexenios después -desde LEA-, que tuvo un secretario de Gobernación todo su sexenio. Control. Firmeza. Certidumbre. Destino claro y definido de un proyecto político presidencial.
Factores ontológicos y del Presidencialismo Mexicano ya en crisis, más la creciente influencia de la Globalidad, NUEVAMENTE desviaron a la reacción: el sábado 4 de octubre de hace 35 años, ASENDIÓ a Charly Salinas a la Presidencia. Porque se hereda el Poder igual que los dineros: a los hijos-, sin improvisación.
Renovación Política Nacional, que meses después concluyó, en diciembre de 1986, con la publicación del Código Federal Electoral (CFE), que condensó prácticamente, todos los instrumentos de control necesarios para que el PRI abandonara la Presidencia de la República y el viejo “Sistema Político Mexicano”, fuera herido de muerte.
Luego del 88, esos instrumentos de control, equilibrio y justicia electoral, aún en vigor, les identificaron precisiones mejorables y la creación de nuevas instituciones para el bienestar y porvenir de nuestra naciente democracia liberal, robusteciendo aquella obra.
Los temas pendientes en la búsqueda de equilibrio entre los postulados contendientes, que no han sido acabados ni abordados ya -supongo que por la embriaguez “de la gobernanza” delirante de los entonces reformadores, ya en el Poder:
Dos particulares, uno formal y otro DEL FONDO MÁS EXTREMO DEL RECLAMO HISTÓRICO NACIONAL.
El principio de equilibrio electoral entre los grandes y los chicos, que obedece a la “igualdad electoral”, de los hombres y ciudadana primero, pública después, complementario del concepto llamado “piso parejo”, que fue la constante fundacional del “movimiento democrático”, cuya “transición” todavía padecemos, contra del “monoteismo político priista” y su aplanadora.
Que no permitía la consideración de pensamientos y proyectos de Nación distintos al “Revolucionario”. Que fue la razón social de las grandes sacudidas ideológicas y populares contra la oligarquía priista -dicho sea de paso, cada vez más rancia, reaccionaria y burguesa y menos revolucionaria y nacionalista.
Para ello, un primer gran paso del primer COFIPE que reformó al CFE de Bartlett, impulsado por Fernando Gutiérrez Barrios, desde el Palacio de Covián y operado hasta el punto sintáctico, por su subsecretario “A”, Manlio Fabio Beltrones, adoptó ya, para los organismos electorales -a los que cambió denominación: ociosidad jurídica-, la integración paritaria: un representante por cada partido político. Lo cual exigió una mayor reflexión, particularmente, a la hora colegiada de la toma de decisiones.
Antes de esto, la integración de los organismos electorales era proporcional a la votación nacional obtenida por cada partido en la elección anterior. De modo que el PRI tenía siempre más de la mitad de los votos, en los tres niveles electorales: Comités y Comisiones Locales y Federal electorales: repitiendo la resolución ¡confirmándola en ambas instancias!
Aunque debo apuntar, pese a ello, en el Proceso Federal Electoral 1987-1988, la totalidad de las decisiones de la Comisión Federal (quizás 700), TODAS FUERON POR CONSENSO (sin mayoriteo priista), excepto una, a fin de que se respetara el límite de empadronamiento ordenado por el CFE, que la oposición quería ampliar.
Que en palabras más que menos, el Presidente de aquel Órgano, Bartlett Díaz, recordó a los representantes de los PP, y a la ciudadanía (Juan de Dios Castro, empezando por la derecha, Diego Fernández de Cevallos -no Jefe aún-, Jorge Alcocer, Leonardo Valdez, que después del doctorado fue Presidente del IFE, una temporada Cantú Rosas, de Nuevo Laredo, Fernando Ortiz Arana y equipo -quienes fueron sustituidos por Patricio Chirinos, Otto Granados y Fidel Herrera, hace 35 años, para inmediatamente ser postulados a líder y asambleístas, los primeros representantes populares electos por voto directo de los semi ciudadanos defeños: Bartlett Díaz, dixit).
“Esa sola ocasión -recordó Bartlett al Pleno de la Comisión Federal Electoral-, por excepción, se aplicó la mayoría priista en la toma de esa decisión y fue, hay que precisarlo, para ajustarnos a la ley, y ello, toda vez que ampliar el período de empadronamiento, hubiera postergado los términos de las etapas posteriores del proceso electoral, sin poder cumplir con los plazos establecidos para concluir la etapa preparatoria del Proceso Electoral, a tiempo para las votaciones del miércoles 6 de julio.”
Bien, esa es la importancia de tener un equilibrio paritario en la integración y votos de los organismos electorales en México: una gran aportación democrática. Triunfo de la inteligencia.
No obstante, el “mayoriteo”, criterio de “participaciones y privilegios” electorales, con base en la votación nacional obtenida por cada partido en la elección inmediata anterior, NO FUE DESTERRADO.
Así, el financiamiento público, NO SE HIZO PARITARIO y sigue atendiendo al de mayor votación.
¿Razones? Muy claro a mi parecer: como justo a partir del 88, la oposición empezó a acceder a puestos de elección popular, cada vez más, aunque no a la Presidencia de la República -aún-, interesaba a los partidos políticos de oposición tener más recursos. Lo que el gobierno mismo propició, para evadir con dinero, su evidente deslegitimación -muyísimamente a partir del doloroso deceso de Luis Donaldo.
Y aunque hace 22 años accedieron a la Presidencia, aun teniendo los recursos públicos del Presupuesto, siguen medrando de la partida electoral al Financiamiento Público de los PP y sigue el mismo criterio. Pese a que no existe ya, el desequilibrio del PRI y toda la maquinaria del Estado.
Por el contrario, dicho criterio promete hoy, servir al nuevo amo de la democracia mexicana y del Supremo Poder Presidencial Conservador, para atomizar toda oposición, partidista y ciudadana, en virtud de su amplia mayoría y el casi nulo financiamiento a la oposición en su conjunto.
O sea ¡ahora voy yo!
Claramente, nuestro destino histórico, empeñado en repetir el vicio de nuestros grandes movimientos sociales: eternizar en el Poder ¡y pervertir nuestra Voluntad Patria “de iure”! cuya legitimidad les accesa a Palacio Nacional, desde el recinto de Moctezuma y la lucha de Cuauhtémoc, su sucesor ¿Será hora de revisar el karma viciado de nuestra identidad nacional?
El saldo pendiente más cruento y traidor de nuestra transición democrática y de la agenda de la Reforma del Estado de 1988-1995, seudo asumida por Fox y por Jelipe, multi reclamada por la oposición de aquella izquierda cardenista -que agitó sus alas y cobró altura, en torno a la candidatura de Cuauhtémoc- que sí eran las izquierdas, incluso, la comunista (Lucas de la Garza y PCM), que entregó su registro al “partido del 6 de julio” -ninguno hay ya, ni en Rusia ¿cierto?
Izquierdas también pensantes, nacionalistas, impolutas ¡comprometidas! Y místicas, hoy desplazadas por el lumpen populista, alcahuete, pederasta, violador, y cuando menos, de invasores traficantes de tierra, inmuebles y Poder, renovados padrotes del “sistema nuevo”; Izquierda conocida ya en el barrio, como la “chiquizquierda”.
PERO DE AQUELLOS DUROS AÑOS DE LUCHA CLANDESTINA, FRACTURANTE Y DE GÜEVOS ECHADOS PA’LANTE, QUE CAMBIÓ Y ACABÓ DESTINOS, SU PRETENSIÓN Y VOCACIÓN, FUE FRUSTRADA.
Porque la pretensión DEMOCRÁTICA de la Reforma del Estado -nuestra lucha- no se limitaba a lo electoral. No: pretendió lo electoral punto de partida para lograr una sociedad democrática, en los términos redactados por el cardenista puro, Pepe Múgica, en el artículo 3ro. constitucional: “Un sistema fundado en el constante mejoramiento social, económico y cultural del pueblo.”
Porque supuestamente, una vez que hubiera “piso parejo”, y consecuentemente, una verdadera representación, los actores reformarían al Estado, en aquello que el Sistema Revolucionario no había logrado. Que sería lo mejor para el pueblo, que alcanzaríamos por fin, nuestro histórico reclamo y la dignidad que merecemos.
DE ESO, YA NADA QUEDA NI EN EL TINTERO DE LA IZQUIERDA DIRIGENTE QUE NI ESCRIBE NI LEE -por el motivo mismo que Mao no se cepillaba los dientes: “los tigres no se cepillan los dientes” …
Mañana volveré con temas de relevancia, de alcance corto pero viables para nuestra próxima reforma electoral y fundamentales, sin duda. En específico, los Consejeros Ciudadanos Electorales, que junto con el Servicio Electoral de Carrera, constituyen los dos pilares que sostienen nuestra CONVIVENCIA PACÍFICA CONSENSUADA.
Como utopía nacional, miope, sí, pero cierta y QUE SÍ HEMOS CONSTRUIDO en nuestra visión más democrática.
Aunque estrictamente electoral, han costado décadas de “Transición” Y DE HECHO, TODA NUESTRA GLORIOSA Y DOLOROSA HISTORIA: debemos fortalecerlos.
Limitada, pero lo único de todos, que todos hemos hecho, y por tanto, que tenemos nuestro. Que con certeza nos permite aspirar a que las generaciones futuras, fatigadas en el mismo anhelo, logren el sueño revolucionario del Constituyente de 1917, pero también de Hidalgo y de Morelos ¡De todos! sobre nuestro significado verdadero del México democrático al que aspiramos sin cesar -pese a los círculos viciosos que parecen sujetarnos al final, de todas formas y que no aceptamos.