Claudia Rodríguez
No son pocos quienes apuntan que el regreso formal y visible de Luis Videgaray Caso al equipo de Enrique Peña Nieto, es cosa de unos días.
Que el mismo factor que llevó a Videgaray a que lo renunciaran como titular del manejo de la economía y las finanzas públicas de nuestro país –pero no a la cercanía con Peña Nieto—; es justo el que lo hará regresar a la esfera pública y a competir incluso por la candidatura presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Que Videgaray tiene pues, una segunda oportunidad para seguir manejando a la luz pública, no solo la estrategia presidencial, sino incluso hasta la propia sucesión priista, pero sobre todo, la relación bilateral entre los Gobiernos de México y Estados Unidos.
Pero el retorno de Videgaray no debería ser ni técnicamente contemplado, si es que Peña Nieto quiere rescatar algo de credibilidad como jefe del Ejecutivo de este nuestro país.
Peña debe sostenerse en lo último que declaró e hizo con respecto a la renuncia de Videgaray.
El mandatario mexicano declaró no sólo una vez, sino en repetidas ocasiones que no fue el ex titular de Hacienda, el artífice de la irrupción a México de Donald Trump como candidato republicano a la Presidencia de los Estados Unidos –pese a que existiera una invitación enviada a ambos candidatos estadounidenses sin fecha, ni más formalidades–, ni tampoco la salida del gabinete de Videgaray fue producto de tal situación.
Si el ex titular de la SHCP, regresa al gabinete peñista, la ofensa y el desprecio hacia los gobernados, a los sin voz sexenal, a los votantes; será mayúscula.
En un momento en que en México y en gran parte del mundo el arribo de Donald Trump a la Presidencia de nuestro poderosísimo vecino del norte amenaza con reorganizar el concierto global y sus hegemonías, y por ende desequilibrar sobre todo alianzas económicas y financieras; el regreso de Videgaray en una plaza gubernamental sería tanto como apoyar aquello que tanto se teme y ante lo que el Gobierno de Peña Nieto está inmóvil y apanicado.
La amistad y negocios de Videgaray con Jared Kushner, el esposo de Ivanka Trump, hija del magnate, presidente electo y en apenas unos días presidente con todas sus letras de los Estados Unidos; no podría contrarrestar ninguna de las políticas de orden global que impactarán al país, y mucho menos lograr que Trump se retracte de implantar políticas antimexicanas, luego de conocer como poco a poco su gobierno se equipa con personajes de la extrema derecha.
Acta Divina… Al anunciar que Luis Videgaray dejaba la Secretaría de Hacienda, sin detallar el motivo de la renuncia, el presidente de México Enrique Peña Nieto señaló que fue un funcionario leal, comprometido con el desarrollo del país y le agradeció su labor, destacando su papel en la aprobación de la reforma hacendaria, y la reforma financiera, para que la economía dependa menos del ingreso petrolero. “Muchas gracias, Luis, por el servicio que has prestado a esta nación”, remató el presidente de México.
Para advertir… En Washington o al relevo de Ildefonso Guajardo, Videgaray el aliado de Trump.
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