MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
Esta historia la podría haber cabeceado: De Fernando Casas Alemán a Claudia Sheinbaum Pardo. Pero…
Déjeme le cuento.
Formalmente la historia política mexicana del siglo pasado instala al veracruzano Fernando Casas Alemán como el regente del entonces Departamento del Distrito Federal que aspiró a ser Presidente de la República e hizo la tarea pero se quedó con las ganas de serlo.
En esos años de 1946-1942 Miguel Alemán Valdés, también veracruzano llamado “Cachorro de la Revolución” era el Presidente de México y sus cartas estaban en otro rumbo con un paisano que no era Fernando. Su relevo fue Adolfo “El viejo” Ruiz Cortines,
Por supuesto, el antecesor de Fernando Casas Alemán, Javier Rojos Gómez, amén de gobernador de Hidalgo lo fue del entonces territorio de Quintana Roo, tenía todas las cartas de presidenciable. Pero, disciplinado, se ciñó a la liturgia priista y se le recuerda como dirigente de la Confederación Nacional Campesina. ¡Ah!, fue embajador de México en Japón.
Dicen que el sucesor de Casas Alemán, el sonorense Ernesto P. Uruchurtu (Ernesto Uruchurtu Peralta, en realidad), gozaba y gozó más los 14 años que se desempeñó como regente del Departamento del Distrito Federal que no aspiró a suceder a Adolfo “El viejo” ni a Adolfo “El joven” López Mateos, mexiquense que designó al poblano-oaxaqueño Gustavo Díaz Ordaz Bolaños y quien finalmente cortó la carrera de don Ernesto.
Alfonso Corona del Rosal, con educación militar igual aspiró a la Presidencia y públicamente se le candidateaba sin que negara esa posibilidad, pero se disciplinó y arrió ambiciones personales cuando regente del DDF.
El “tapado” fue Luis Echeverría Álvarez, con quien llegó como regente de la capital del país Alfonso Martínez Domínguez, el nuevoleonés que también tuvo esa aspiración para suceder a Echeverría, pero la matanza del Jueves de Corpus, 10 de junio de 1971 en inmediaciones del Casco de Santo Tomás cortaron es posibilidad, si es que la hubo, y luego fue gobernador de Nuevo León.
Martínez Domínguez fue relevado en la regencia del DDF por Octavio Sentíes Gómez, otro veracruzano que no tuvo tiempo de pensar formalmente en contender por la candidatura del PRI a la Presidencia, porque el escándalo de “Los Halcones” que reprimieron y mataron estudiantes el 10 de junio mereció toda su atención. Sobre todo porque la responsabilidad de esa matanza como la de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968, se centró en Luis Echeverría Álvarez.
A don Octavio le sucedió el profesor Carlos Hank González, autor de los ejes viales pero, sobre todo, actor de toda una historia política que no pudo ser coronada con la Presidencia de la República por el impedimento constitucional; su jefe, el presidente José López Portillo se rehusó a proponer la reforma al 82 constitucional.
Con Miguel de la Madrid Hurtado llega a la regencia del Departamento del Distrito Federal el guanajuatense Ramón Aguirre Velázquez, en su momento presidenciable pero cuya carrera política se desborda cuando contiende por la gubernatura de Guanajuato, gana la elección pero Vicente Fox se inconforma y la orden presidencial de Carlos Salinas de Gortari lo obliga a no rendir protesta en el cargo.
A Ramón Aguirre le sucede, en la gestión de Carlos Salinas de Gortari, Manuel Camacho Solís, cuya abierta aspiración a la Presidencia de la República generó una crisis en el sistema político, acentuada por la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Camacho quiso ser Presidente e incluso formó su partido que no le dio para más y hasta el registro perdió.
Manuel Aguilera Gómez sucedió a Camacho y no tuvo mayor aspiración que hacer su trabajo. Le sucedió, en la gestión de Ernesto Zedillo, Óscar Espinosa Villarreal, sin aspiraciones presidenciales a quien la reforma electoral le permitió tres años en el cargo y lo sucedió Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, sempiterno aspirante a la Presidencia de la República, luego relevado por Rosario Robles Berlanga, a quien le sucedió Andrés Manuel López Obrador de quien todo el mundo conoce su tozuda y ambiciosa aspiración a la Presidencia.
Alejandro Encinas Rodríguez, sucesor de Andrés Manuel en la ya Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, hoy se conforma con el cargo de subsecretario de Gobernación. Le sucede Marcelo Ebrard, cuya declaración como aspirante a la candidatura de Morena a la Presidencia de la República es una muestra del encanto que ha tenido y mantiene la entonces regencia del Departamento del Distrito Federal y hoy Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, para que sus ocupantes tengan como objetivo gobernar al país.
Miguel Ángel Mancera Espinosa abrigó la esperanza pero optó por un escaño en el Senado de la República. ¿Y qué con su sucesora, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo? ¿En serio es la candidata de Andrés Manuel López Obrador a relevarlo en 2024?
Bien, la historia de quienes han ocupado el cargo en la regencia ha sido de fracaso en la aspiración por la Presidencia de la República, sólo Andrés Manuel López Obrador ha logrado ese objetivo, verdad de Perogrullo. ¿Por qué habría de seguir esa misma ruta con Claudia Sheinbaum?
El destape adelantado, aunque Su Alteza Serenísima se niega a asumirse como destapador y rechaza que haya “tapados” para contender en 2024 por su sucesión, lo cierto es que es burda la operación que pretende dejar, entre los potenciales electores, la impresión de que Claudia Sheinbaum es la elegida por el dedo del licenciado presidente.
Lo cierto, es que esa recurrente manifestación de apoyo, hasta el momento en tres actos públicos, el más reciente fue el domingo último en Xochimilco, con los gritos de “¡presidenta, presidenta!”, no son garantía de que la jefa de Gobierno de la capital del país tenga en la bolsa la nominación de Morena a la Presidencia.
Por supuesto, es inocultable el apoyo que el Duce brinda a Sheinbaum, tanto que el caso del accidente mortal en la Línea 12 del Metro, ha quedado en último plano en los asuntos por resolver, incluso Su Alteza Serenísima asumió el papel de vocero de ese tema y Claudia queda a salvo. ¿Habrá responsables que sean castigados? Es una interrogante cuyo destino se imagina en la impunidad.
Pero, ¿Claudia será candidata presidencial o es un distractor más de los que acostumbra el Duce y guarda para sí la decisión de reformar a la Constitución con ampliación de mandato y no reelección?
La oficina principal de la que fuera Regencia del DDF, hoy Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México tiene el encanto para que sus ocupantes sueñen alto, pero sólo sueñen. Conste.
COMO ME LO PLATICARON. Me cuentan que @Donají Ofelia Olivera Reyes, diputada local por Morena y que forma parte de un rosario de comisiones, es un verdadero dolor de cabeza en el Congreso de la Ciudad de México. Originaria de Xochimilco, su carta curricular cita que estudió la licenciatura en Ciencias de la Comunicación y Periodismo, pero que se sepa nunca ha ejercido la profesión, aunque se siente periodista. Como pertenece al grupo comandado por Valentina Batres Guadarrama, sí, la hermana del hoy flamante Secretario de Gobierno de la CDMX, se asume intocable; además, presume el respaldo de la coordinadora de la fracción parlamentaria de Morena, Martha Ávila Ventura. Vaya, me cuentan que se comporta como dueña del Congreso y su equipazo no se queda atrás. ¡Vaya con @DonajiOlivera!
POR CIERTO, hay jefes y jefas de prensa en el gabinetazo que se dicen diferentes a los de antes, pero son peores. Mire usted: cuando un reportero no se les cuadra ni atiende sus órdenes, sí, sus órdenes, inmediatamente hablan con sus directivos para que lo quiten de la fuente. Mis colegas en el desamparo como en aquellos tiempos en los que la señora Marta ponía y quitaba reporteros de la fuente presidencial. Y vaya que me consta. Conste.
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