Angustiosamente empapados de fanatismo, los mexicanos chairos o fifís, liberales o conservadores, neoliberales o decentes, hemos convertido en feria de colores, morados , tricolores, azules, amarillos o anaranjados, las arengas, discursos o conceptos pronunciados en tribuna mañanera por el Señor Presidente de la República Don Andrés Manuel López Obrador.
Con profunda pena muchos juristas hemos corroborado que se han roto los parámetros estatuidos en nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos .
Algunos preceptos de nuestra Carta Magna se han violado a placer, en todas partes de la Republica y lo que resulta más grave es que esas violaciones flagrantes y vergonzosas están auspiciadas por los tres Poderes de la Unión, sin descartar a gobernadores y presidentes municipales, todos ellos obligados a respetar la Norma Suprema —cuando menos para guardar las formas— deberían conocer la letra de la ley.
Nuestra Constitución del 17 merece un homenaje, singularmente opuesto al que brindamos a nuestros muertos, nuestra Carta Magna no está fenecida, esta vigente, por ese sólo hecho esos Tres Poderes de la Unión merecen respetarla, adecuando siempre la vida de México a sus mandamientos, espíritu y principios en ella contenidos.
La veneración que chairos y fifís, que todos los mexicanos debemos profesar a la Carta de Carranza, jamás deberá conducirnos a debates estériles y divisionarios. Si nuestro México puede ufanarse y sentirse orgulloso de ella por ser la única Carta que rige los destinos de la Patria no debe traducirse en esas confrontas estériles y estúpidas.
Tenemos una excelente Ley de Leyes, aún parchada, pero los juristas queremos que se le respete, pues sólo con ella y su estricta aplicación se van a remediar los grandes males que son herencia del neoliberalismo y los cuáles aún aquejan al País.
A ese anhelo nunca debe de confundirse, frente a aviesas y antimexicanas tendencias que propugnan el rompimiento de sus principios sociales, políticos, económicos, de justicia que ella sustenta.
Entiendan todos que nuestra Constitución conjuga en su sistema normativo los diferentes matices y aspectos de la vida nacional y establece las bases para la solución de problemas que afronta nuestra Nación, así como puede dar satisfacción a las necesidades del pueblo, provengan éstas de liberales o conservadores.
A todos los juristas de los confínes de nuestra Patria nos preocupa verdaderamente la posibilidad de que no sea el pueblo de México, sino los Congresos y las Legislaturas de los Estados quienes pudieran alterar drásticamente los principio políticos, económicos, jurídicos y sociales y substituirlos por otros que dividan aún más a la Nación.
México debe estar unido, hoy más que nunca, no permitamos que esos roces entre políticos borren de un plumazo la armonía que detenta el espíritu de nuestro Pacto Federal.
Sin mas que decir.
Lic. Alberto Woolrich Ortiz
Presidente de la Academia de
Derecho Penal del Colegio de Abogados de México A.C.